Saturno devorando a un hijo, por Francisco de Goya, es uno de los cuadros que más repelús me daban en la niñez; y de eso me acordé cuando leí el comunicado (PL, 18 de abril de 2013) en el que la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala le responde a la publicación que un grupo de guatemaltecos hizo, titulada Traicionar la paz y dividir a Guatemala (EP, 15 de abril de 2013). También me acordé de eso cuando leí el comunicado con el que el Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras, le respondió a la CICIG (aunque sin mencionarla).
A la Comisión, como al Procurador de los Derechos Humanos, les incomoda que los guatemaltecos expresen libremente sus opiniones sobre las actuaciones judiciales en el caso que por supuesto genocidio se les sigue a los generales retirados Efraín Ríos Mont y José Mauricio Rodríguez. La arrogancia es tal que hoy un grupo de ciudadanos se atreve a afirmar (PL, 22 de abril de 2013) que no está a debate si hubo genocidio durante el enfrentamiento en el que la guerrilla intentó tomar el poder por la fuerza para instaurar la dictadura del proletariado. Según estos grupos de interés el asunto no está a debate, las opiniones distintas polarizan, y quienes las sustentan no gozan de la confianza internacional.
Lo irónico es que muchos de los señalados por la CICIG y por los grupos que buscan venganza por medio de los procedimientos judiciales citados arriba aplaudieron la creación y establecimiento de la Comisión que ahora les ha colgado un sambenito. Eduardo Stein, para citar a uno sólo de ellos, era vicepresidente de la República durante la presidencia de Oscar Bereger, y fue esa administración la que pidió a la CICIG (a pesar de las prevenciones). El Cacif no sólo apoyaba la labor de la Comisión, sino que hace poco propuso una instancia contra el contrabando parecida a la CICIG. Por jugar a progres es que les salió la criada respondona. La CICIG, además, tira la piedra y esconde la mano.
Es como Saturno devorando a un hijo. Muchos guatemaltecos y muchas organizaciones pidieron CICIG porque renunciaron a su responsabilidad en cuanto a acabar con la impunidad en el país, o porque irresponsablemente se acomodaron a la ola de presión internacional y oenegera a favor de aquela comisión. Actuaron como niños a la espera de que un adulto, o papi les resolviera los problemas. Y papi ahora les hincó el diente.
Ahora se vuelve a confirmar que quienes no piensan como la CICIG y como muchos de sus patrocinadores y clientes, es un enemigo de la paz y de la justicia. Ahora resulta que no hay tal cosa como la independencia judicial porque los jueces que no fallan conforme a las expectativas y demandas de la Comisión son desprestigiados y atacados de forma sumaria y sin seguir un proceso debido.
Leí esto, de Arturo Pérez-Reverte, en el Facebook de mi colega Claudia: En esa necesidad nuestra, no de vencer y convencer, sino de vencer y exterminar al vencido. Borrar hasta su huella. Fusilar al que levanta las manos, en vez de ofrecerle un pitillo y mirarlo a los ojos; y pienso que ayuda a explicar la actitud de la exguerrilla, la CICIG, la PDH, las ONG, las embajadas y los organismos internacionales a quienes les incomoda que se opine distinto a ellos.
¡Ah, Saturno!
La foto es de Francisco Goya [Public domain], via Wikimedia Commons
Amigos,
eso nos pasa a los guatemaltecos por ser conformistas y dejar que otros resuelvan nuestros problemas. Aunque muchos nos opusimos al establecimiento de la CICIG, la voz de los otros se escuchó más fuerte.
Ahora debemos tratar que se vayan de este país tan pronto como se pueda. CICIG se irá de Gutemala, tal como pasó con la tristemente recordada MINUGUA, que solo sirvió para que “cuelludos” de otro país vinieran a gozar de vacaciones pagadas.
[…] La CICIG, como Saturno, se come a sus hijos […]
[…] La CICIG, como Saturno, se come a sus hijos […]