Venezuela y Palestina

La Constitución (Artículo 149) dice que Guatemala normará sus relaciones con otros Estados, de conformidad con los principios, reglas y prácticas internacionales con el propósito de contribuir al mantenimiento de la paz y la libertad, al respeto y defensa de los derechos humanos, al fortalecimiento de los procesos democráticos e instituciones internacionales que garanticen el beneficio mutuo y equitativo entre los Estados; y lo correcto hubiera sido que el gobierno chapín pidiera la revisión del conteo de votos, en Venezuela, porque la evidencia apunta a que el oficialismo chavista protagonizó un fraude electoral.

Pero ahí está que no. Los pipoldermos celebraron lo que llaman la profunda tradición democrática de esa hermana nación y la institucionalidad democrática venezolana. Los pipoldermos hicieron votos porque las relaciones de amistad entre los pueblos y gobiernos de Guatemala y Venezuela continúen fortaleciéndose. ¡Pero después de traicionar al pueblo de Venezuela! Lo cierto es que los pipoldermos –en todas las latitudes– se tapan con la misma chamarra; hoy por ti, mañana por mí.

La semana pasada la Cancillería guatemalteca anunció la decisión de reconocer como Estado a Palestina y aunque dijo que eso no alterará la larga tradición de amistad y cooperación con Israel, lo cierto es que esta acción de los pipoldermos debería dejarnos, como mínimo, con muy mal sabor de boca.

Primero porque Israel ha sido uno de los pocos amigos de verdad que ha tenido Guatemala. Israel no financia terroristas, no nos manda procónsules para imponer sus políticas, no nos receta legislación para decirnos cómo debemos vivir, y no nos ha robado territorio. Segundo porque Israel es una República con la que los guatemaltecos deberíamos tener más valores en común, que con Palestina que prácticamente es una dictadura. Israel es Occidente en el Oriente Medio. Y tercero porque la decisión se tomó sin avisarle a Israel a quien tomó por sorpresa. Y eso no es de amigos. Por algo es que Israel dijo que la decisión es decepcionante.

El gobierno de Guatemala traiciona a los amigos de los guatemaltecos.

Columna publicada en El periódico.

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