La Constitución, en su artículo 149, dice que Guatemala normará sus relaciones con otros Estados, de conformidad con los principios, reglas y prácticas internacionales con el propósito de contribuir al mantenimiento de la paz y la libertad, al respeto y defensa de los derechos humanos, al fortalecimiento de los procesos democráticos e instituciones internacionales que garanticen el beneficio mutuo y equitativo entre los Estados; y con base en eso mi cuate, Roberto, sugirió que el gobierno de Guatemala debería pedir la revisión del conteo de votos, en Venezuela, donde la evidencia apunta a que el oficialismo chavista protagonizó un fraude electoral.
Pero ahí está que ya no se puede. Mi cuate, Mario me contó que los pipoldermos ya celebran lo que llaman la profunda tradición democrática de esa hermana nación. La administración de Otto Pérez Molina dice que es respetuoso de la institucionalidad democrática venezolana y respalda las declaraciones oficiales del Consejo Nacional Electoral de Venezuela y al candidato declarado vencedor, Nicolás Madur. Los pipoldermos fueron más allá y le aseguran el mejor de los éxitos en su gestión. Asimismo hicieron votos porque las relaciones de amistad y cooperación existentes entre los pueblos y gobiernos de Guatemala y Venezuela continúen fortaleciéndose.
¡Si pues, después de traicionar al pueblo de Venezuela! Los pipoldermos -en todas las latitudes- se tapan con la misma chamarra; hoy por tí, y mañana por mí.
¡Qué tristeza y vergüenza!