Generalmente sólo como tamales en la temporada navideña, o cuando tengo la suerte de que alguien me obsequie unos hechos en casa. Pero resulta que, para el asueto recién pasado, mi madre llevó unos a la playa y me dejó dos. ¡Ah, como me disfruté uno para el desayuno! Me encanta desayunar tamales y más si no estaban programados y resultan sorpresivos.
Me lo disfruté acompañado de pan de la Costa Sur y café con leche.