El sábado pasado, porque celebrábamos en casa, disfrutamos estas deliciosas sardinas.
Con mucha delicadeza y cuidado cortas delgadas lascas de cáscara de limón y las cortas en tiras muy finas. Las pones en agua para quitarles lo amargo. Luego preparas un chirmol o sofrito con aceite de oliva, cebollas y tomates y lo sazonas muy ligeramente con orégano, sal y pimienta. Le añades las tiritas de cáscara de limón que han estado en agua por lo menos una hora. Lo pones a enfriar bien.
Abres una lata de buenas sardinas en aceite de oliva y las pones sobre una cama de lechugas. Las cubres razonablemente con el chirmol y las adornas con pepitorias.
Las sirves con buen pan francés y las acompañas con aguacates y vino blanco.
Ahí me cuentas.