Hoy me tocó la tarea de descarnar el pavo de la Nochebuena. En realidad, para mí el pavo es sólo un pretexto para lo que viene después: El relleno; los sandwichs de carne de pavo, relleno y gravy; los sandwichs de ensalada de pavo; y el caldo de huevos.
Verás. En casa cenamos el pavo en la Nochebuena, pero aún le queda bastante carne adherida y queda relleno. El día 25 comemos sandwichs con trozos de pechuga y carne oscura acompañados por toques de relleno y el gravy que a mí me gusta sazonarlo con Jerez. El día 26 comemos sandwichs con ensalada de pavo. Así era la costumbre en casa de mis padres. Mis favoritos, sin embargo, son los emparedados con pan de cebolla y con una rodaja de queso cheddar ahumado; esa es una combinación que aprendí en la Students Coop de la Universtity of Maryland. Pero lo mejor viene unos días después: el caldo de huevos que hacemos con los huesos del pavo, al estilo de mi bisabuela Mami. Sazonado con apazote, crema de tomate, queso paremesano y crema.
El pavo no tiene desperdicio.