Relato de una injusticia

Presunto culpable es un documental mexicano que te recomiendo. Mucho. Es filmado en el Reclusorio Norte y en los tribunales de México; y cuenta la historia de un tianguista y su lucha contra el sistema corrupto de justicia en su país. El sistema trató de prohibir la distribución y exhibición de la peli; pero al final se impusieron el derecho y el activismo en las redes sociales.

De aquello me acordé cuando leí Relato de una injusticia, caso Giammattei; el exdirector de Presidios perseguido, encarcelado, y luego declarado inocente.

La primera parte del libro es una descripción del sistema penitenciario guatemalteco; uno que no es un sistema de rehabilitación. Las primeras páginas te las llevas sin parar, inmerso en un torbellino de hacinamiento, degradación humana, corrupción, delincuencia, incuria, impunidad, irresponsabilidad, abusos de poder y violencia, para mencionar solo algunas de las circunstancias en las que viven miles de internos en las cárceles del país.

La segunda parte es una vorágine que tiene que ver con la violación del principio constitucional de presunción de inocencia y de las garantías procesales por parte de funcionarios de los más altos poderes del Estado, en connivencia con funcionarios internacionales. Tiene que ver con abusos físicos y psicológicos, La malignidad existe y está retratada en este libro con nombres, pelos y señales. La pusilanimidad existe, y puedes oler su hedor en las páginas del libro.

Dos cosas me dejan con dudas: no creo que la persecución contra el autor fuera de orden electoral, aunque sí política, porque, en todo caso, a la administración de los Colom más le convenía dividir el voto opositor que ayudar a que se concentrara. Tampoco creo que la embajada de Honduras fuera elegida por las razones que cuenta el autor, ya que era una legación evidentemente vulnerable, con demasiados problemas propios como para comprometerse con los derechos individuales de una persona.

Por lo demás, mira la peli y lee este libro (mismo que cuenta con un valioso prólogo por Mario David García). El libro es un testimonio íntimo e inusual, y una luz, publicado en un país que necesita –desesperadamente– acabar con la impunidad, especialmente contra la amparada en el ejercicio del poder.

Columna publicada en El periódico.

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