La dictadura militar de Cuba eliminó el ominoso permiso para viajar que, durante 54 años fue un obstáculo para que los cubanos pudieran salir libremente de aquella isla. Este es un ejemplo típico y extremo de cuando las personas son obligadas a vivir por permisos, y no por derechos.
Ese permiso es el que obligaba a los migrantes a lanzarse al mar en embarcaciones precarias y peligrosas, aventura que les costó la vida a miles y miles de seres humanos. Es el permiso que mantenía separadas a miles de familias. El permiso que humillaba a miles y de personas.
El gobierno cubano, en ejercicio de su soberanía, ha decidido eliminar el procedimiento de solicitud de permiso de salida para los viajes al exterior y dejar sin efecto el requisito de la carta de invitación, señala la nota publicada por los funcionarios del régimen.
El comunicado dice, también, que aa partir del 14 de enero de 2013 sólo se exigirá la presentación del pasaporte corriente actualizado y la visa del país de destino; y, se precisa que serán acreedores de dicho pasaporte los ciudadanos cubanos que cumplan los requisitos establecidos en la Ley de Migraciópn que ha sido actualizada. Esta, claro, podría ser la letra chica de la nueva disposición; porque se mantendrán medidas ara preservar el capital humano creado por la Revolución, frente al robo de talentos que aplican los poderosos.
Ante el colectivismo y la inexistencia de los derechos individuales, es evidente que los recursos humanos que el régimen formó, y que considera imprescindibles, vitales y necesarios, son propiedad del régimen y no tendrán facilidades para abandonar la isla que, para ellos, seguirá siendo prisión.
Vaya uno a saber cómo tratarán el tema los funcionarios del un régimen corrupto acostumbrado a actuar con arbitrariedad plena.
En este vídeo, mi cuata Mary Anastasia O´Grady explica por qué es que esta no es una reforma hacia la libertad.