¿Por qué me tomaré un par de tintos en el Día de la Hispanidad?

Hoy que es Día de la Hispanidad les va a llover grueso a Cristobal Colón y a los que lo siguieron.  La dirigencia popular latinoamericana va a exhibir sus venas abiertas y la progresía va a cantar canciones de Atahualpa Yupanqui hasta que ya no le de el galío.

Yo seré más sereno.  Me echaré un par de tintos por Occidente; y recordaré lo que, en Empires of the Atlantic World, escribió John H. Elliot:  The retrospective reading of the histories of colonial societies inevitably conceals or distorts aspects of a past that needs to be understood on its own terms, rather that in the light of later preconceptions and preoccupations.  To see societies in the context of their own times rather than from the privileged vantage point afforded by hindsight is not to excuse or mitigate their crimes and follies.

Dicho lo anterior, ¿qué hay que celebrar?   Sostengo que esta una fecha propicia para celebrar la Civilización Occidental. La civilización que ha crecido alrededor de Aristóteles, Francisco de Vittoria, Galileo Galilei, Isaac Newton, John Locke, Charles Darwin, Thomas Edison y Steve Jobs, entre muchisimos otros.

Por supuesto que Cristobal Colón -para mencionar un símbolo de esta efemérides- tenía sus defectos; pero su persona encarna muchas de las virtudes que han hecho posible Occidente: una mente independiente, espíritu emprendedor y curiosidad científica, por mencionar unas. Todo ello, a pesar de los prejuicios y de las supersticiones que prevalecían en su tiempo.

Una buena forma de celebrar esta ocasión es leyendo El genio de Occidente, por Louis Rouggier. Y vale la pena celebrarla porque la Civilización Occidental es, sin duda alguna, el logro más grande de la Humanidad. Y para apoyar esta afirmación, menciono dos razones entre muchas otras:

Los derechos individuales, y
El método científico.

Ninguna de las dos existía antes de Occidente.

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