Luz Méndez de la Vega era columnista del diario Siglo Veintiuno cuando yo también estaba ahí. ¿Y sabes que nunca platicamos? Nos veíamos y nos saludábamos…ahí y en cualquiera otra parte que nos encontráramos. Pero nunca platicamos y ahora siento que me perdí de algo bueno.
La última vez que la vi fue cuando ella bajaba de un auto, en La Antigua, e iba tan enojada regañando a su acompañante, que me dio pena asomar la cabeza por la ventana de mi carro y saludarla.
Con la muerte de doña Luz se apaga una estrella en el firmamento literario de Guatemala. Y se va una leyenda.