Anoche estuve en el encantador museo de la Casa Santo Domigo; y siempre que voy por ahí paso visitando los huesos que se exhiben en lo que era el cementerio del convento colonial. Cuando paso me pregunto que a dónde irán a parar mis huesos. ¿Sábes a dónde irán a parar los tuyos?
Esta visita es tan retorcida como la de ir a ver los calzoncillos de Pedro de Betancur; exhibición que también muestra la calavera que usaba para meditar aquel personaje.