La Secretaría de Servicio Cívico -creada por la administración socialdemócrata de Los Colom-Torres/Espada- les debe Q11 millones 654 mil a los miles de patojos que participaron en los proyectos del plan piloto del referido programa. Muchos jóvenes, engañados, han cumplido con las 728 horas de servicio que les impuso la ley; pero la Administración ha incumplido su parte del trato.
Dimos nuestro tiempo con entusiasmo y los primeros meses no nos dieron ni un centavo; y después recibimos una cantidad que no llega ni siquiera a la mitad de lo ofrecido, dijo uno de los chicos que fueron reclutados para este programa altruista.
Tal y como lo dije en su momento la ley del servicio cívico y su reglamento establecen una forma de servidumbre. Lo es porque, como la esclavitud, no es contractual. Los jóvenes se verán forzados a integrar el servicio cívico y, aunque la retórica estatista establece que el alistamiento es voluntario, luego hay sorteos en los que los jóvenes no se pueden rehusar a participar. Y si los reclutandos no cumplen con la obligación de servir, hay un castigo que les niega el derecho constitucional a ser electos, o a ser nombrados como funcionarios, o empleados públicos. La ley fuerza a los jóvenes a integrarse a los trabajos del servicio cívico; y aunque se supone que va a haber una remuneración, está por verse qué clase de paga es. No podría, ¡por supuesto!, ser menor a la del salario mínimo. Y, aunque fuera igual, o superior, el hecho de que no sea contractual, sino impuesta, sólo acentúa el carácter de servidumbre que tiene esta disposición medieval y abusiva.