El Vaticano pidió la reforma del sistema financiero y la creación de una autoridad estatal mundial que tenga poder y competencia universal. ¿Qué vamos a hacer esta noche? Preguntó Pinky; y Cerebro y Peter Turkson, cardenal encargado del Consejo Pontificio Justicia y Paz, contestaron: ¡Tratar de conquistar el mundo!
El Consejo Pontificio Justicia y Paz, el Vaticano aboga por ponerles impuestos a las transacciones financieras; y en vez de prohibirlas, por inmorales, condiciona el rescate de banqueros con dinero de los tributarios. Según los dirigentes del Vaticano, aquellas tranferencias de riqueza estarían condicionadas a comportamientos virtuosos y con el objetivo de desarrollar la economía real. ¿Sabrán, sus eminencias, que lo que hacen es perpetuar el estado corporativo benefactor sobre el que -supuestamente- lanzan anatemas? Esos financieros virtuosos, ¿serían como al prelado Paul Marcinkus y sus operaciones con el Banco Ambrosiano que fueron el mayor fraude bancario de Italia? Por cierto que cuando las autoridades trataron de capturar a Marcinkus, el Vaticano le dio inmunidad y lo protegió contra las investigaciones.
¿De dónde saca, El Vaticano, la idea de que una autoridad monetaria mundial va a hacer algo distinto a lo que han hecho las autoridades monetarias nacionales?
La Santa Sede cree que el liberalismo económico no tiene reglas, ni controles y que es una de las causas de la actual crisis económica; y confunde el mercantilismo y el estado corporativo benefactor (que nicieron posible la crisis) con el liberalismo. Lo que hace es acudir a la falacia del hombre de paja para promover la estatización, monopolización y centralización del sistema financiero.
Esta ambición totalitaria, del Vaticano, no es nueva. En marzo pasado Dominique Mamberti, secretario de la Santa Sede para la Relación con los Estados aseguró que no puede haber una separación de la iglesia y la política; actitud que no debe sorprendernos porque en Caritas in veritate, Joseph Ratzinger, su jefe, escribió que para gobernar la economía mundial…urge la presencia de una verdadera “autoridad política mundial”.
Imagínate, pues, qué pasaría si el Vaticano consiguiera las autoridades política y financiera mundiales que ya hace ratos que perdió y que quiere recuperar:
La destrucción, tortura y persecusión de la Orden del Temple
La destrucción de los códices mayas
Estos, sólo para citar unos. Sería divertido si se tratara de una caricatura como Pinky y Cerebro…pero Ratzinger, Turkson y Mamberti…they mean it.