Hoy me eché mi chapinada octobrina. Salí corriendo a las inmediaciones de la iglesia de Santo Domingo para ir a tomar atol de elote y comprar dulce de coco, canillitas de leche, nuégados y dulces de pepitoria. No me dejé seducir por las torrejas, los buñuelos y las garnachas; ni por los colochos de guayaba, los mazapanes, las bolitas de tamarindo, ni por otras delicias de aquel orden; pero así, así estuve cerquita.
Es que si, en esas ocasiones, como todo lo que se me antoja…