El jugo de zanahoria me gusta mucho, muchísimo; y tenía añales de no tomarlo. Cuando era niño me dieron tanto jugo de zanahoria que, por el caroteno, hubo una temporada que me puse amarillo. A mí eso me causa mucha risa porque me imagino el susto de mis padres cuando vieron el color que estaba tomando.
Años después, en la casa de mis padres se volvió a consumir este jugo delicioso con alguna frecuencia; pero con más prudencia. Y con el bagazo que quedaba, al que se le añadía azúcar y jugo de naranja, mi madre hacía unos dulces que adornaba con hojas de hierbabena y que parecían pequeñas naranjas.
Cuando se estropeó el extractor de jugos en casa de mis padres, y yo me mudé a la mía, dejé de tomar jugo de zanahoria y sólo lo degustaba cuando se me presentaba la ocasión en algún lugar supuestamente saludable y vegetariano.
Hoy, sin embargo, mientras oíamos canciones de Facundo Cabral y la nostalgia y la tristeza nos envolvían, el jugo de zanahoria trajo recuerdos de aquellos tiempos en los que nada era malo y todo era brillante. Tiempos en los que todo se arreglaba con un vaso de jugo de zanahoria y con un beso. Y recordé que en la vieja versión de Carpe Diem, luego del concierto de Cabral en Guatemala, en 2009, el lema era: Hay que ser felices en este mundo; porque los que no son felices se la pasan jodiendo a los demás. Frase que el cantautor dijo en el Teatro Nacional y que a mí me pareció muy atinada.
Lindo lo de tu color:) Mi hija mayor lo tomaba de pequeña para “ver mejor”. Recientemente descubrí una deliciosa mermelada de zanahoria (en Israel) que se seguro te encantaría…para hacernos más llevadero el momento. Abrazo.
A mí también me gusta mucho el jugo de zanahoria, pero me parecía un desperdicio el bagazo. Que buena idea la de los dulcitos, ¿simplemente se mezcla el bagazo con azúcar y jugo de naranja?
…se mezclan y se ponen a hervir a fuego lento “hasta que estén”. Luego al enfriar se hacen las bolitas.
Muchas gracias, tocayo. La próxima que tomemos jugo de zanahoria, preparamos las “bolitas”.