Se está gestando un fraude. El maestro Henry Hazlitt nos enseñó que, el arte de la economía consiste en mirar no solo lo inmediato; y para ilustrarlo se basó en la lección de Federico Bastiat en el sentido de que más importante que lo que se ve, es lo que no se ve. Lo que observamos es que la contienda electoral está enfocada en la Presidencia de la República; y vemos que el divorcio de Los Colom/Torres no únicamente se perfila como el hazmerreír político de América Latina, sino como un enredo jurídico que raya en el golpe de Estado. Y eso nos tiene ocupados. Empero, más importante que lo que se ve, es lo que no se ve.
No vemos cómo es que se están gestando las listas de diputados. ¿Cuántos ex guerrilleros mañosos se están posicionando?, ¿cuántos ex eferregistas sinvergüenzas están ocupando posiciones?, ¿cuántos peones del crimen organizado ya tienen comprado su puesto en las papeletas?, ¿cuántos serviles tienen aseguradas sus candidaturas? No vemos que Los Colom/Torres tienen incentivos de peso para no dejar el poder, a cualquier costo. ¡Nunca antes, en la historia constitucional moderna de Guatemala, un ex presidente –y un ex vicepresidente– habían estado presos luego de dejar sus altas investiduras! Yo digo que a Alvaro Santa Clos y a Sandra Evita les ha de aterrar la idea de vestir trajes a rayas luego de una administración corrupta sin precedentes. Si París bien vale una misa, como para Enrique IV, la impunidad bien ha de valer lo que sea necesario.
Dejemos el hecho de que si se interrumpe el proyecto socialista se acabará su buena obra y su partido terminará evaporándose como la DCG, el MAS, el PAN y el FRG. Lo que no vemos es que Santa Clos y Evita deben aferrarse al poder y asegurar su impunidad, no solo en la Presidencia, sino en el Congreso. Por eso no hay que perder de vista las listas de diputados; no solo para identificar cuáles están contaminadas por los peones de Los Colom/Torres; sino para proponer y ubicar candidatos ajenos a la corruptela oficialista y al establishment.
Lo que no vemos es que los fraudes ya no se hacen alterando votos y cambiando urnas como cuando se amarraba a los chuchos con longanizas. Los fraudes, ahora se hacen a la Chávez, acarreando ciudadanos, empadronando clientela, creando confusión en el padrón y en las mesas electorales. Esas cosas las hacen maestros del humo y los espejos con experiencias adquiridas en Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua. Encandilados por lo que se ve, no vemos lo importante.
Esta columna fue publicada por El Periódico.
Muy Bueno!!! lo voy a retwittear para que más personas lo lean! Gracias Luisfi 🙂
Definitivamente Luis. La cortina de humo no nos deja ver todo eso que dices.