Con sushi, pollo teriyaki, sake, pisco y vino tinto -y lots of dancing– celebramos anoche. A mí me costó un poco agarrarle el gusto al sushi; pero ahora me place muchísimo. Especialmente en buena compañía.
Mis cuates Mario y Carmen siempre se lucen cuando ofrecen sushi; y anoche lo sirvieron acompañado por sopa miso y por pinchos de pollo teriyaki.
Creo que la primera vez que comí sushi fue durante un viaje a Las Vegas en el que mi amiga Lissa descubrió un lugar japonés muy bueno. Y ahí tenían sushi con soft shell crabs que a mí me gustan mucho. Y fue por esa vía, por la de los cangrejos, que dispuse probar los rolls; y luego no perdía oportunidad de comerlos porque los preparaban de forma exquisita.
Quizás uno de estos días me anime a aprender a hacerlo yo mismo. Seguramente es algo que disfrutaría.