¡Chispas!, por poco y se me olvida, ¡hoy fue el Día mundial de la pasta! Su propósito es llamar la atención de los consumidores y de los medios de comunicación sobre la pasta.
Aunque en casa generalmente compramos la pasta prefabricada; no es raro que la preparemos from scratch. Harina, huevos, sal y un toque de aceite de oliva se convierten en spaghetti, fetuccini y linguini. Aveces lo sazonamos con chile guaque, y aveces con albahaca.
Nadie hace mejor lasagna que mi madre; y a mí no me queda nada mal. Los mejores spaghetti con pulpo y a la carbonara, son los que comemos en casa. Pero también nos gustan otras variedades: con aceite de oliva y chile, con anchoas, boloñesa, al burro, a la putanesca, con anacates, con lorocos, con melanzane, a la matriciana, con salsiccia, con salchicha Münich, con camarones y finocchio. En fin…amo la pasta.
Mis sobrinos se gozan cuando hacemos la pasta en casa porque les cae en gracia mezclar los ingredientes y ver como sale de la máquina algo que ellos sólo están acostumbrados a comprar ya fabricado. Y la pasta es muy alegre de preparar cuando hay invitados. Amo la pasta.