Recuerdos del correo

Aveces siento nostalgia por el correo.  Me recuerda mi niñez, en la casa de mi abuela Frances, porque ella recibía cerca de un par de cientos de tarjetas de Navidad y siempre era alegre ver cómo las abría y el gusto que le daba saber de quienes las enviaban.   Y me recuerda las horas agradables que pasaba limpiando y ordenando mi colección de estampillas postales, cuando me ocupaba de ella.

Durante algún tiempo yo también enviaba y recibía tarjetas navideñas; pero primero perdí la costumbre, luego desapareció el correo y luego apareció el correo electrónico.  Cuando estudiaba en la University of Maryland yo escribía a casa todas las semanas.  Buscaba un rincón agradable en el campus, o en D.C. y me sentía como un viajero del Siglo XIX contando mis aventuras y descubrimientos.  Lo divertido es que ninguna de las tres personas a las que les escribía, me contestaba.   Pero a mí no me importaba.  El acto de escribir, de elegir el lugar y tomar la pluma y el papel era, en sí mismo, un placer que no necesitaba reciprocidad alguna.

El fin de semana pasado anduve por el viejo edificio del Correo en la ciudad de Guatemala; y ahí hay uno de los buzones que, antes, estaban distribuidos por casi toda la ciudad.  Eran amarillos y al frente tenían un espacio para el aviso de las tarifas. No creo que todavía alguien los use…y si alguien depositara ahí sus cartas, ¿qué ocurriría? ¿Cuántos de estos hay, todavía, dispersos por ahí? ¿Alguien los inspecciona de cuando en cuando?

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  1. […] comments Vaya…hoy me encontré con otro buzón viejo del correo. Este está en la 12 avenida y 10a. calle de la zona […]