Recuerdos que trajo una luciérnaga audaz

El sábado nos alegró mucho la visita audaz de una luciérnaga, en casa. El pobre insecto debe haber estado algo nervioso por la atención que recibió; pero no por eso, la gentil visitante dejó de regalarnos su luz y seguramente por eso es que no dejó de moverse, ni siquiera para la foto.
Desde hace unas dos semana, el pequeño bosque que mi vecino tiene en su terreno -y el cedro que destaca en él- han estado adornados con las miles de pequeñas luces intermitentes que emiten las luciérnagas que lo habitan. El espectáculo es hermoso y yo había deseado que alguna de aquellas criaturas se acercara a mi casa. ¡Y ocurrió!
Las luciérnagas me gustan mucho desde que era chico. Me embobaba viéndolas aparecer y desaparecer, y también me llamaba la atención lo mansas que son. Como la de la foto, aunque inquietas, uno puede tomar una y tenerla en la mano durante bastante tiempo sin que alce el vuelo. La primera vez que tomé una creí que quemaban, pero claro que no y estaba fascinado con ella en mi mano.
La luciérnaga, algo apropiadamente, se llamaba un drive-in al que mis padres solían llevarnos los domingos para la cena. El local se hallaba donde hoy se encuentran las torres del Banco Industrial; y, ¡ah, cómo nos gustaba ir a ese lugar! El nombre le iba porque el área era oscura y árboles grandes, y la luz del drive-in se veía tenue entre la oscuridad. Y ahora, cuando ya no tengo la inocencia que tenía a los 9 años, pienso que debe haber sido interesante lo que ocurría en algunos de los autos que llegaban a buscar refugio en aquel ambiente encantador. Y pienso que les debe haber parecido fastidioso un auto con dos adultos divertidos y tres, o cuatro niños bulliciosos.

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3 comments

  1. Kenny Vasquez

    Hahaha que buenísima historia LuisFi. Ah, y tenés razón, yo también creía que las luciernagas quemaban haha. Saludos.

  2. Patricia Calderon

    Luisfi:Me 2 pense que quemaban de chiquita, no se porque donde vivo no hay..y me gustan mucho son magicas salidas de un cuento.

  3. […] año pasado nos visitó una y me dio mucha alegría tenerla en […]