En Guatemala se ha determinado que el régimen de Los Colom, así como la administración del alcalde Alvaro Arzú, están detrás de campañas negras por medio de volantes anónimos, publicaciones con fines intimidatorios, propaganda negra y demás, contra periodistas y medios de comunicación críticos de sus gestiones. Sin duda, preocupa que los hostigamientos contra la prensa independiente desemboquen en premeditados o incontrolados ataques directos; nos advierte, hoy, el editorial de El Periódico.
Dicha advertencia coincide con la publicación, en Siglo Veintiuno, de la lista de los mayores predadores de la libertad de Prensa. Esta incluye a viejos conocidos como Raúl Castro y Vladimir Putin; así como a organizaciones criminales como la banda terrorista ETA, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y los carteles del narcotráfico mexicano.
¿Están Los Colom y el dios del Palacio de la Loba aspirando a unirse a aquella compañía? Digo, porque Los Kirchner, Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa y Daniel Ortega, tan del gusto de quienes ejercen el poder en Guatemala, no son -precisamente- los mejores amigos de la libertad de expresión. De hecho…son amenazas para la libertad de expresión.
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This entry was posted on lunes, mayo 3rd, 2010 at 10:23 pm and is filed under libertad de expresión, prensa independiente.
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Quienes se oponen a la prensa se oponen a la democracia. Como gobiernan al margen de la moral y como no quieren que sus fechorías se hagan públicas, odian a quienes se dedican a investigar y publicarlas.Pero debo decir también que la labor periodística en nuestro país deja mucho que desear. ¿Dónde están las preguntas difíciles a los gobernantes? Hasta en los Estados Unidos, donde la prensa adora a Obama, a veces le hacen preguntas difíciles cuya respuesta es de interés del pueblo. Pero aquí los reporteros solo se dedican a repetir lo que les dicen los funcionarios. No cuestionan. No hacen preguntas de seguimiento. A veces pareciera que no hay diferencia entre la propaganda oficial y las entrevistas que Colom da a la prensa, porque en ambos casos no hay quien confronte sus sandeces con la realidad.