Fue simbólico -y bastante irónico- que la transmisión televisiva de la salida de la procesión de La Merced, en La Antigua Guatemala, fuera interrumpida por anuncios de la Superintendencia de Administración Tributaria.
El párrafo sugiere que , ¡si hasta los publicanos son capaces de eso!, ¿cómo no va a ser capaz tú? Usted dirá que una cita no es suficiente para probar que los publicanos eran despreciados por Jesús. ¿Qué tal Mateo 11:19? que dice: He aquí un hombre comelón, y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores. El punto está hecho: publicanos o recaudadores de impuestos y pecadores caen en la misma canasta. ¿Se está divirtiendo como yo?
Veamos otra. Mateo 18:15-17 dice así: Si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. Más si no te oyere, toma contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano. Esta cita es un poco xenófoba y etnocéntrica, pero aclara más el punto: Los recaudadores de impuestos eran despreciables.
Por último, y con perdón de las meretrices, he aquí a Mateo 21:29-31: Un hombre tenía dos hijos, y acercándose al primero, le dijo: Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña. Respondiendo él, dijo: No quiero; pero después, arrepentido, fue. Y acercándose al otro, le dijo de la misma manera; y respondiendo él, dijo: Sí, señor, voy. Y no fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre? Dijeron ellos: El primero. Jesús les dijo: De cierto os digo, que los publicanos y las prostitutas van delante de vosotros al reino de Dios.
En resumen, los recaudadores de impuestos deberían mantenerse alejados de la Semana Mayor.