En Guatemala, El chiclero es un vendedor callejero de golosinas; pero no es ambulante, sino que tiene su esquina. Me pregunto si los chicleros son comerciantes individuales y emprendedores, o si en realidad hay alguien que es dueño de todos los puestos de chiclero en la ciudad y emplea a los dependientes.
Durante mi pre adolescencia tuve mis productos de chiclero favoritos: galletas Cremas, de Pozuelo; chocolates Crispín, de Sharp; pastillas de menta y de violeta, y tapitas de Gallito; unas pastillas con sabores muy delicados que venían envueltas en papel como celofán y que posiblemente eran de algo así como marca Lister; chocolates Polo, de Granada; y Tortrix, por supuesto. Gracias a mi amiga Lucía por su contribución a esta entrada.
En los comentarios, un lector me ha recordado -muy atinadamente- que aquí también son chicleros los recolectores de chicle; lo que me trajo a la memoria la siguiente anécdota:
Mi amiga, Mayra, tomó un atajo en Tikal y se perdió en la selva. Ella y sus acompañantes pasaron una noche en la jungla y al día siguiente fueron localizados por un grupo de chicleros. Cuando ella contó su aventura, mi amigo Toño preguntó muy sorprendido: ¡¿Y qué hacían unos chicleros en la selva?! Porque él -muy urbano que es- estaba pensando en los expendedores callejeros, y no en los recolectores de chicle.
Por cierto que la novela chapina de chicleros es Guayacán, de Virgilio Rodríguez Macal, y me gusta mucho.
La foto es por mi amigo, Raúl.
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This entry was posted on jueves, octubre 8th, 2009 at 10:03 am and is filed under alimentos, costumbres, tradiciones.
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En Peten, se les dice asi a los que extraen la resina del arbol de chicozapote, que es el chicle natural, que fué una fuerte fuente de ingresos para el Departento, aunque ahora se usa mas el sintentico o artificial, como se diga.Tanto que quedo la frase "no es nada para un Chiclero" porque ganaban bien y gastaban rapido lo que ganaban tambien.
Yo soy la Mayra de la historia y efectivamente, luego de agradecer a Dios por haberme salvado de la jungla, agradecí inmensidades a los chicleros que de pura chiripa estaba por allí… de lo contraría ni amiga Cristy, mi primo Fabricio y yo, no la hubieramos contado.Luego de ver que estabamos salvados, nada como ver el proceso del chicle, me siento privilegiada y de esto tengo fotos!
y yo soy la hermana de Toño y todavía recuerdo la cara de sorpresa cuando Mayra contó lo de los chicleros 🙂
Gracias por su comentario, Palvizu; pero no lo publicaré porque venía anónimo. Saludos