El anís y una tradición chapina perdida

La botella de la foto es de un licor de anís libanés; y es muy diferente a cualquiera otro que haya probado antes.

Estoy acostumbrado a los anices dulces como el Anís del Mono, y como el Pastis, e incluso como el Pernod (que no es anís propiamente); pero este no lo era, así que fue interesante probarlo. Intersante como cuando, hace ratos, probé el Kümmel que es un licor de cominos. Lo probé, por cierto, en casa de mi amiga Queti el día en que me regaló su The Fountainhead, ¡de 1944!

Los anises eran parte de la tradición chapina. Contaba mi abuelita Juanita que en casa de sus abuelos, cuando llegaban las visitas, lo que se ofrecía para beber era anís y talvez Jeréz; de acuerdo con las costumbres españolas que prevalecían en la sociedad chapina. Luego ocurrió el afrancesamiento y con él lo que se ofrecía era Cognac, o Brandy. Y así pasó un buen tiempo hasta que la II Guerra Mundial trajo a los estadounidenses y lo que empezó a prevalecer fue el Whisky. Yo nací en esa etapa que duró hasta que, a mediados de los años 80, el vino empezó a desplazar a la bebida escocesa y es lo que prevalece ahora.

Sobre todo en las noches de calor, me gusta mucho disfrutar de un Pastis bien frío; y de cuando en cuando preparo una pasta deliciosa con eneldo, Pastis y camarones.

Gracias a mis amigos Sylvia y Moi, por haberme dado a probar el licor libanés.


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