Salir a montar bicicleta, e ir halando un perro, es un abuso y una crueldad. Y desgraciadamente ocurre con frecuencia en Pasos y pedales, en la ciudad de Guatemala. Sólo este domingo pasado vi cuatro casos de jóvenes que van pedaleando, y casi arrastran a sus perros.
Se nota que los pobres animalitos a duras penas pueden seguirle el paso a sus amos irresponsables. Y quién sabe si los perros tienen las condiciones físicas necesarias para someterse al ejercicio que sus dueños no hacen por sí mismos ya que ellos no van corriendo, sino encaramados en sendas bicicletas.