El presidente socialdemócata Alvaro San Nicolás Colom reconoció que la supuesta manifestación popular del martes pasado fue una medición de fuerza. El se la atribuyó a un presunto apoyo a la gestión gubernamental.
Supongo que, efectivamente, sí fue una medición de fuerzas y de capacidades. Por ejemplo: la capacidad de movilizar buscadores de rentas parasitarias y la capacidad de movilizar incautos y desocupados. En todo caso, es una pena que la administración de San Nicolás sienta que debe acudir a demostraciones de fuerza, como si fuera un grupo de interés como cualquiera.
Temo que este sea el inicio de una serie de demostraciones de fuerza que, en la medida en que disminuye la popularidad de la administración y su legitimidad, se harán más y más necesarias. Ojalá que no lleguemos al punto en el que San Nicolás se vea en la necesidad de gobernar a fuerza de demostraciones de fuerza. Habremos perdido mucho, en la construcción de la democracia y de la república chapinas, si el argumento de la intimidación es institucionalizado por la administración socialdemócrata.
Ya está presente en el discurso por los pobres en el cual se descalifica (y se intimida, como supuestos enemigos de los pobres) a los que se oponen a los designios de la administración. Y ahora, como lo ha reconocido San Nicolás, se está materializando en demostraciones de fuerza.