Debido al ambiente negativo que hay en el Congreso, como consecuencia del escándalo de los Q82 millones y a sus secuelas, el Ejecutivo retrasó la presentación de la iniciativa de ley para la reforma tributaria. Esto es buena noticia porque es evidente que la administración no está en posición de demandarles más impuestos a los tributarios. Esto es por dos razones: una es que la administración está debilitada políticamente; y otra es que ¿con qué cara va a apretar a los tributarios, si siguen la corrupción y el desperdicio de recursos?
El Ejecutivo dice que el frenazo para su reforma tributaria es por poco tiempo; sin embargo, está en usted, lector, velar porque eso no sea así. Ni un sólo impuesto debe ser discutido, sin que -antes- la administración pruebe que es digna de confianza y que no sólo ha eliminado todos los gastos innecesarios, sino que ha puesto en prisión a aquellos que se aprovechan del erario público para enriquecerse.
Sólo después de eso es aceptable discutir si se necesitan más impuestos, o no.
¡Y ojala sea freno de mano con candado Luisfi! Por cierto, ¿leyó hoy el articulo publicado en Prensa Libre (Pág. 22) sobre la dichosa reforma tributaria; con la cual pretenden reformar la ley del ISR? Inteligentes los del grupo promotor, quieren subir los impuestos y hacerlos mucho pero mucho más complicados… ¿Hasta donde quieren llegar? ¡Ya se a quintuplicado el presupuesto (nominalmente) desde 1986! ¡No más!