Juan Hernández le bocinó al piloto de un picop que se le atravesó con imprudencia en la calzada Atanasio Tzul, en Guatemala; pero esa acción produjo la ira del sujeto, que terminó por dispararle. Hernández y su hija de 3 años resultaron heridos.
¡No jodan! Este no es el primer caso de estos que conozco. Me enoja mucho porque frente a mi casa, todos los días, docenas de personas se meten contra la vía y ponen en peligro la vida y la integridad de quienes circulamos como es debido y vivimos por ahí. Yo reacciono mal en esos casos. Generalmente me pongo a media calle y no los dejo pasar; o les pongo las luces altas. Lo hago porque me sacan de quicio la irresponsabilidad y el abuso.
Pero una cosa es poner en su lugar a los abusivos, y enseñarles el dedo; y otra es tener que agachar la cabeza frente a ellos porque podrían dispararle a uno. ¡Joder!, lo hacen porque saben que existen pocas posibilidades de que les respondan a tiros. Delincuentes como el que agredió a Hernández y a su hija no serían tan gallitos si la gente decente pudiera defenderse. Bien dicen que los delincuentes prefieren víctimas desarmadas.