La Corte Europea de Primera Instancia confirmó que Microsoft, en Europa, debe abandonar su posición dominante y ceder espacios y conocimientos a sus competidores.
Al leer acerca de este caso, aquellos que conocemos la novela Atlas Shrugged o La rebelión de Atlas, por Ayn Rand, no podemos resistir acordarnos de los Jim Taggart, los Orren Boyle, los Paul Larkin y los Wesley Mouch del mundo. ¿Cómo no pensar en los looters o saqueadores al leer sobre el caso de Microsoft?
Si usted no ha leído la novela, y conoce el caso de Microsoft, de verdad le recomiendo que la lea. En octubre se celebrarán los 50 años de publicación de esta gran obra.
Luis, no he leido la obra, pero me entere de este su articulo porque en este sitio http://hunapu-e-ixbalanque.blogspot.com/despotricaron contra usted mensionando este articulo, supongo que es porque no esta deacuerdo con la demanda de la Union Europea sobre Microsoft., Le cuento que me considero un Liberal mas, he aprendido mucho de personas como usted, Marta Yolanda, Estuardo Zapeta, Jorge Jacobs, pero este tema de la tecnologia si me confunde un poco, yo trabajo en tecnologia, y esto de la industria del software si lo veo como un fenomeno muy particular comparandolo con las demas industrias y su comportamiento en un libre mercado. Como Analogia, yo veo este problema de las acciones monopolicas de Microsoft con un ejemplo: Imaginemonos que Toyota hubiera inventado las carreteras de una ciudad y luego sus vehiculos, y luego otros competidores como Hyundai, Chevrolet, Honda salen a competir con sus carros, pero como toyota es el dueno de las carreteras, los Carros toyotas tienen 3 carriles para circular y todas las demas marcas solo pueden circular en un carril, Algo asi veo yo esto de Microsoft, ellos han desarrollado un sistema operativo para las computadoras y muchas otras empresas han desarrollado programas para ejecutarlos sobre este sistema operativo, pero viene Microsoft y tambien sale a hacer programas competidores para su sistema operativo, pero como ellos son los duenos del sistema operativo integran codigo de sus programas al sistema operativo que les da ventaja sobre los competidores y los competidores no tienen esa posibilidad., Parece una competencia desleal y una competencia no bajo las mismas condiciones
http://hunapu-e-ixbalanque.blogspot.com/2007/09/de-contradicciones-ignorancia-y-gente.htmlLuis Figueroa sin duda es un usuario de Mac que nunca ha tenido una PC. Y si la tuvo debió haber sido sin el sistema operativo Windows porque es por demás obvio que Figueroa no conoce de los dolores de cabeza que Internet Explorer les ha causado a muchos de los que se han visto forzados a usarlo. Y es que únicamente desconocimiento del tema –por decirlo así- puede explicar la tirria de Figueroa contra la Unión Europea por haberle impuesto multas a Microsoft por violar la ley antimonopolios de Europa.Pero el tema de hoy no es ni el software ni los sistemas operativos. Hoy vamos a hablar de contradicciones. Para todo aquel que haya estado expuesto a una sola persona que haya pasado por las aulas de la UFM, no es un secreto que la razón de ser de esa institución es la diseminación del evangelio según Hayek y Von Misses. Y como de acuerdo a Kenneth Cribb Jr. la UFM es la única universidad en el mundo dedicada a la adoración de los dioses austríacos y sus creaciones, es perfectamente normal que uno de los primeros actos de fe inculcados a los jóvenes marroquinianos sea el culto a Ayn Rand, persona tan radical que en su momento rechazó considerarse “libertaria”, probablemente por parecerle el término demasiado izquierdista. Lo anterior explica que ningún neoliberal que sea digno de su sal deja de escribir un artículo sin dedicarle una letanía a Hayek y a Von Misses, o sin invocar el santo nombre de Rand y su enfermizo individualismo.No es un secreto tampoco que los marroquinianos sueñan con desmantelar el estado y reemplazarlo con una gerontocracia (donde gente como Ayau y De la Torre probablemente recibirían títulos nobiliarios), eliminar los impuestos y las aduanas, y privatizar hasta el aire que respiramos. Y no es un secreto porque existe una jaurilla de columnistas estratégicamente instalados en los matutinos y emisoras de radio cuya único propósito en la vida es recordárnoslo con repeticiones ad nauseum. De acuerdo a los mismos devotos creyentes de la fe austríaca que se hacen pasar por periodistas, tres de las herramientas indispensables para hacer realidad el febril sueño neoliberal son la eliminación de los monopolios, el imperio de la ley y la libertad individual.De la eliminación de los monopolios, del imperio de la ley y de la libertad individual es precisamente de lo que no habla el clérigo neoliberal Luis Figueroa en su entrega. Al haber salido oficiosamente a defender a Microsoft de los cargos de monopolio Figueroa no solamente contradice tres de los cánones más importantes del neoliberalismo (los citados arriba) sino pone en evidencia su supina ignorancia sobre el caso de Microsoft en Europa.De acuerdo a César Martínez, Figueroa y otros neoliberales se oponen a que se coarte la creatividad innovadora de Microsoft. Pero el argumento de los neoliberales en cuestión es demasiado débil y por lo tanto fácil de desbaratar, como fácil de desbaratar es casi todo lo que dicen. En primer lugar las cortes europeas simplemente se limitaron a cumplir con la ley, una ley cuyos principios predatan por mucho el adviento del software comercial, no digamos IE. En segundo lugar, tanto el sistema operativo Windows como el browser IE son el resultado de la imitación desvergonzada del sistema operativo Mac y del browser Netscape respectivamente. Cualquier persona medianamente letrada cibernéticamente sabe que Microsoft siempre ha estado un paso atrás de los verdaderos innovadores. Finalmente, Figueroa ignora o pretende ignorar que la demanda a Microsoft se originó en el hecho de que los usuarios no podían eliminar IE de sus ordenadores porque el sistema operativo lo consideraba “parte integral” de Windows, algo que es a todas luces falso. Pregunta directa a Figueroa et al: ¿Y qué pasó con el derecho a elegir del individuo que supuestamente es la piedra angular de la economía de mercado?Termina Figueroa su artículo con la consabida mención a Ayn Rand, sin faltar la correspondiente recomendación para leer sus libros. Es una lástima que tanto Figueroa como la mayoría de miembros del culto a Rand -que el mismo Murray Rothbard criticara- no den la impresión de saber que para entender a Ayn Rand -como a cualquier otro autor- es necesario conocer (e interpretar el impacto de) la historia de su vida. Solamente así podrá entenderse que el radicalismo de Rand fue directamente proporcional al radicalismo que le tocó enfrentar en la Rusia que abandonó.No se puede ignorar –so pena de evidenciar ignorancia- que la Rusia de 1917 estaba casi 200 años atrás del resto de Europa. De ahí que sea más intelectualmente deshonesto que ideológicamente sesgado condenar la brutalidad bolchevique sin mencionar que los campos de concentración, métodos de tortura e irrespeto por los derechos humanos no fue una invención soviética sino standard practice durante los siglos que les precedieron (irónicamente, dentro del brutal universo ruso los bolcheviques de hecho mejoraron las condiciones de los derechos humanos). El mundo ha pagado muy caro el que tanto los críticos ideológicos del leninismo como muchos marxistas se niegan a entender que la revolución rusa fue una solución custom made que jamás debió haber sido imitada por otros. El radicalismo bolchevique que peleaba contra un sistema feudal en pleno Siglo XX jamás debió haber sido un producto de exportación. De esta cuenta, el imaginario ultra radical de Rand es tan necesario en Guatemala como el de una revolución bolchevique.La solución a nuestros problemas no puede basarse en la imposición de ideas radicales foráneas como las que pretende implantar gente como Figueroa y sus contrapartes de izquierda. Lo que necesitamos son ideas originales y soluciones que se adapten a nuestra realidad y nuestra historia. Mientras eso sucede, lo menos que podemos hacer es minimizar la influencia de personas sin ideas propias, mediocres aduladores de otros; indivíduos para los cuales la misma Ayn Rand despectivamente acuñó el término gente de segunda mano.