FUBAR

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FUBAR es un acrónimo que quiere decir Fucked up beyond any recognition y es lo que se me ocurrió ahora que se acerca el fin de año con respecto al proceso iniciado en abril de 2015.

Jodido, más allá de todo reconocimiento porque tengo la impresión de que desperdiciamos la oportunidad dorada de hacer una reforma política sustancial; estamos desperdiciando la oportunidad de oro de hacer una reforma del sistema de justicia; y no termina de estar claro qué procesos contra la corrupción son sustanciosos y cuáles son palos de ciego, o van a terminar en doctorados honoris causa de carácter político, o en foto-ops para las memorias de labores.

¡Hay que rescatar el proceso iniciado en 4/15!; pero para ello hay que alejarlo de la eterna lucha de facciones y de la eterna lucha de intereses. Hay que alejarlo del afán constructivista que parte de la premisa de que la sociedad se puede diseñar a fuerza de legislación y de la premisa de que la vida en sociedad es una competencia por acumular privilegios.  Hay que alejarlo de la idea de que el sistema fiscal y el presupuesto del estado son medios para expoliar y para transferir riqueza por medios políticos hacia quienes tienen poder e influencia política.

Si el proceso iniciado en 4/15 continúa por la vía de apoyarse en legislación específica y concreta, diseñada para atender demandas e intereses particulares (como los del establishment político, como los de sindicatos y cámaras, como los de jueces y magistrados, como los intereses étnicos y de sexo entre otros intereses igualmente colectivistas, sólo para mencionar unos), FUBAR va a ser poco.  Si hemos de rescatar el proceso citado tiene que ser por la vía de las leyes generales y abstractas, iguales para todos, sin privilegios y sin dedicatoria; por la vía del respeto absoluto a los derechos individuales, frente a los intereses colectivos y por la vía de la responsabilidad de los mandantes.

El proceso iniciado en 4/15 no se trata de salir a la plaza a pedir mi particular monte de orégano; sino de sentar bases sólidas para la paz, la cooperación social y la prosperidad, aunque sea a costa de le ideología.

Columna publicada en elPeriódico.

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