El sábado fue de paella

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Algunos de mis primeros recuerdos en la cocina están relacionados con la paella.  Mi padre, Luis,  me ponía a limpiar los calamares y las almejas.  Era muy alegre ir al mercado y comprar los ingredientes para luego limpiarlos y cortarlos todos apropiadamente. Una de mis partes favoritas del proceso era la ida al Mercado de la placita y a una pescadería que había enfrente.  Para mí, ir al mercado siempre ha sido una especie de aventura lite. Mi padre era el dios viviente de la paella, los anticuchos y el pollo rostizado, entre otras cosas.  Me gusta muchísimo hacer paella porque es un plato muy alegre y variado.  Las distintas carnes, mariscos y vegetales le dan sabores, colores, texturas y aromas muy variados, deliciosos y hermosos. Es una lástima que no la haga más seguido porque, en realidad, es menos complicado de lo que parece.

En casa de mis padres la paella se hacía en días de fiesta; y la última que preparó mi padre fue para mis amigos de la universidad en los años 80.  A mí me gusta hacerla sobre carbón, o leña; pero en mi casa no se puede juntar fuego.  Cuando la hago en la estufa lo más difícil es que el arroz se cueza parejo ya que el calor se concentra en el centro de la paellera

El sábado nos comimos la paella acompañada por una ensalada de aguacates y por deliciosa cerveza.

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