¡A los amigos!

Mis primeros amigos, de cuando yo era así de chiquito, se llamaban Francis y Bernard; eran vecinos de la casa de mis abuelos Jorge y Juanita. Debe haber durado poco nuestra amistad infantil, un año, quizás; pero siempre los recuerdo y afortunadamente hay foto.  En eso pensé porque una amiga, (somos amigos desde principios de los 80) compartió un artículo titulado 5 beneficios de tener amigos desde hace 20 años.

Bernard y Francis al frente. Atrás mi abuelita Juanita, la hermanita de B. y F. en brazos de mi tía abuela, La Mamita; y mi abuelito Jorge.

Hace dos meses, al principio del encierro, falleció mi amigo Quique.  No fue posible abrazar a su madre y a sus hermanas; y para mi grupo de amigos del 76 -porque fue en el año del terremoto cuando nos conocimos- fue muy triste no poder abrazarnos tampoco.

Aquí paro para explicar que uso la palabra amigo, no como se usa en Facebook, sino en un sentido aristotélico: la amistad de lo bueno, que es la que uno tiene con personas con las que comparte valores y virtudes; la de amistades que suelen durar toda la vida, si se tiene un cierto nivel de bondad. Amistades íntimas y profundas, placenteras y benéficas, que existen por sí mismas.

Dice el artículo que tener amigos desde la niñez, ayuda a desarrollar la confianza en sí mismo, la autonomía, la empatía, la lealtad y el respeto hacia el otro; así como a desarrollar actitudes que ayudarán a ocupar un lugar en un grupo y experimentar sentimientos de afirmación y pertenencia.

Mi amigo más antiguo (casi hermano) lo es desde 1974 y nos conocimos en clases de retrasadas; la vida nos separó para luego reencontrarnos y caminar vidas paralelas desde 1980.  Ese año es importante porque hice mi segundo grupo de amigos, ya en el contexto de la universidad; y en otra U, tres años después me hice de un tercer grupo de amigos.

Así llegamos a 2001, ¡Año de grandes acontecimientos vitales!, cuando tuve la dicha de conocer a mi siguiente grupo de amigos en los célebres Viernes de luto y en mi trabajo.

A veces coincidimos la mayoría, en mi cumpleaños; y ahora los extraño (como extraño a mi familia).  ¡Salud por los amigos! ¡Salud por las personas que extrañamos!

Columna publicada en elPeriódico.

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