El error de la izquierda y la derecha

Es un error popular usar la terminología de izquierda y derecha para ubicar posiciones en el espectro político; pero es más que un error si se usan en contextos que deberían ser más precisos, que los de un cuchubal.  Yo mismo he caído en ese vicio y mea culpa, mea gravisima culpa.

En el contexto de la Segunda guerra mundial y en el contexto de la guerra fría a la izquierda se la identificaba con el socialismo y el comunismo; en tanto que a la derecha se la identificaba con el fascismo y el nacismo.  Pero tras ser derribado el muro de Berlin y en pleno colapso de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, los reaccionarios que querían conservar el sistema político eran identificados como de derecha, en los medios de comunicación masivos.  Esto es porque a la derecha se la identifica como la reacción, frente a los cambios.  Esta identificacion, sin embargo, es arbitraria porque, al régimen socialista revolucionario y bolivariano de Nicolás Maduro, nadie lo llama de derecha aunque sea conservador y reaccionario frente al cambio.

El caso es que izquierda y derecha, en realidad, son términos vacíos de contenido y se usan al antojo, son intercambiables, y el caso de Honduras es paradigmático.

Los Hondureños se enfrentan a dos opciones estatistas: la autoritaria y continuista del actual gobernante, Juan Orlando Hernández y la chavista opositora del candidato Salvador Nasralla.  Para el observador superficial este es un típico enfrentamiento de derecha versus izquierda, pero quien raspe un poquito más profundo encontrará que ambas opciones son pan con lo mismo: Los hondureños tienen que elegir entre un estatista y otro estatista.  Entre una forma de colectivismo y otra forma de colectivismo. Entre un manipulador y tirano potencial y otro manipulador y tirano potencial.  Entre un peligroso y otro peligroso, entre un violador de la Constitución y un potencial violador de la Constitución.  Ambas opciones son antirepublicanas.

La verdadera diferenciación en el espectro político no es entre derecha e izquierda (arbitrarias) sino entre individualismo y colectivismo.  Los políticos individualistas apoyan el respeto a los derechos individuales de todos por igual de tal modo que los intereses colectivos no prevalecen sobre los derechos individuales, en sus propuestas; en tanto que los políticos colectivistas, porque en sus prpuestas los intereses colectivos prevalecen sobre los derechos individuales, estos tienen poco, o ningún valor.  Por eso es que no todos los políticos son iguales, y es útil distinguirlos desde esta perspectiva.

En Honduras, Guatemala, Nicaragua, Venezuela y Bolivia, para citar cuatro ejemplos, los políticos colectivistas en el poder han modificado e invalidado las constituciones de sus países con tal de aferrarse en el poder; a veces haciendo uso de la democracia y muchedumbres de votantes clientelares; y a veces haciendo uso de jueces y diputados serviles.  Ningún político individualista haría algo semejante; pero, claro, no es que estos abunden; y abundan menos en el poder.

Lo que si hay demasiado son políticos colectivistas -ya sean socialistas, o fascistas- (que tienen raíces comunes, ajenas al individualismo).  Los Hernández, los Ortega, y los Morales, para citar tres, son coyotes de la misma loma. No sirve a bien alguno negar la evidencia de que caben en el mismo canasto, porque filosóficamente comparten valores, piensan igual y actúan igual.  Siempre en favor del poder, siempre en favor del poder personal, siempre irrespetando los derechos individuales, siempre pasando sobre sus constituciones y sus leyes. Sus estrategias y tácticas políticas -que incluyen el uso de la fuerza y hasta de la violencia cuando la juzgan necesaria- apuntan más apuntan más a la consolidación del poder estatal e incluso a la consolidación del poderío y la dominación personales, que a la consolidación de un sistema republicano, donde el poder político esté limitado y se repete no sólo a los mandantes y a los tributarios, sino los derechos individuales de todos por igual. Tanto los socialistas, como los fascistas son estatistas y destruccionistas.  Y no frieguen…Nasralla y los chavistas no son distintos a otros políticos que actuan como ellos.

Si no se entiende esta diferencia, no se entienden los fenómenos políticos que están asolando América Latina y que amenazan a Guatemala. La distinción no es entre derecha e izquierda; sino entre individualismo y colectivismo.

Yo mismo he usado el término izquierda para identificar a los socialistas; como he usado democracia cuando debí usar república, o he usado ciudadanos cuando debí decir mandantes. Pero siempre se puede rectificar, ¿verdad?

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