El interés propio y la política

James M. Buchanan, Nobel de Economía, visitó Guatemala en 2001; y lo conocí en un diplomado de Economía en el que él fue conferencista. Lo siguiente se basa en algo que escribí entonces.

Si les confías a los políticos los fondos para tu retiro, o la educación de tus hijos, te interesa conocer la obra de B.

La primera vez que leí de B yo era estudiante de ciencias políticas y buscaba una teoría política con pies y cabeza. Ya había pasado por las hipótesis románticas que suponen que los políticos hacen a un lado sus intereses propios cuando manejan la cosa pública. Yo ya había pasado por los marxistas y por los estructural–funcionalistas sin hallar respuestas.

Si las personas individuales son importantes, entonces el proceso político no puede ser muy diferente del proceso económico. Si la acción humana es importante, el propósito también. No es extraño, pues, que el homo politicus sea homo agens y que el hombre político actúe con el interés propio como su estrella polar.

¿Por qué es eso importante? Porque existe el mito generalizado de que los políticos actúan desinteresadamente, siempre en busca del bien común, o del beneficio colectivo. Por eso es que mucha gente está tan dispuesta a abandonar sus asuntos en manos de políticos; y por eso es que el seguro social, la salud, y el transporte, entre otras cosas están a merced de decisiones de poder.

Si algunos desconfían de los empresarios, porque actúan descaradamente de acuerdo con sus intereses, ¿por qué no desconfían de los políticos, que hacen lo mismo; pero encubiertos?

Al desarrollar una teoría del comportamiento individual en el proceso político, B hizo por la política, lo que Ludwig von Mises hizo por la economía con su Acción Humana. Y a ti y a mí, que no somos expertos en aquellos asuntos, pero que sí nos interesa en qué se van nuestros impuestos, nos ayuda a explicar hechos cotidianos como la búsqueda de rentas parasitarias, que es tan característica de las decisiones políticas.

James M. Buchanan, doctor honoris causa de la Universidad Francisco Marroquín, falleció el miércoles pasado; no sin antes arrojar luz sobre el tema del interés propio, no solo como instrumento científico; sino como herramienta para el elector y el tributario. Es decir, para ti y para mí.

Publicada en El periódico.

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