Las amenazas de la dirigencia popular campesina

La dirigencia popular campesina amenazó con un levantamiento y con que cada organización tomara las medidas que considere en su región.  Una dirigente dijo que si la ley que ellos llaman de desarrollo rural no es aprobada, ellos tomarán medidas.  Un dirigente fue más claro: si no se aprueba la ley buscaremos mecanismos para presionar a los congresistas, incluyendo bloqueos.  Otro dijo: Cualquier acción que tome el pueblo de Guatemala será legítima.  Pero la dirigencia popular campesina se curó en salud: La dirigencia no nos hacemos responsables de lo que pueda ocurrir, dijo uno de sus más conspicuos representantes.

Todo esto de lanzar amenazas y no hacerse responsable me recordó cuando miembros de la Unidad Nacional de la Esperanza, el partido de Los Colom/Espada amenazaban con que  si no quieren un Jueves Negro por favor inscriban a la señora Sandra Torres.  No la tengan miedo a ella (si no) al pueblo…  Me recordó cuando un alcalde de aquella organización política amenazaba con  invadir la ciudad capital con 400 mil peteneros.

El 21 de julio de 2003 Efraín Ríos Montt advirtió, a modo de ¡Aguas!, que estamos llegando a un punto que se pueden salir del control del comité ejecutivo algunas acciones de simpatizantes; y lo que ocurrió después fue el Jueves Negro, una jornada de violencia organizada, que los chapines no deberíamos olvidar con facilidad. En aquella ocasión centenares de eferregistas fuera de control tomaron ayer calles y sectores de la capital. Con los rostros cubiertos y armados, con palos, piedras, machetes y armas de fuego exigieron la inscripción de su máximo dirigente, como candidato presidencial del FRG.

En los años 80 los sandinistas tenían sus Turbas divinas, que eran grupos de choque con los que aterrorizaban a la población. Organizadas por Tomás Borge, el ministro del Interior, aquellos grupos golpeaban a opositores y disidentes, destruían propiedades y hostigaban a la prensa independiente, entre otras cosas parecidas.

En tiempos de La primavera chapina, Juan José Arévalo tenía a sus Chiquilines; que eran huestes arevalistas que -armadas con palos, por ejemplo- arrancaban propaganda opositora y eran usados para disolver las manifestaciones de la oposición. Su función era actuar con violencia para atermorizar a la gente e inhibir expresiones antirrevolucionarias.

Las amenazas de la dirigencia popular campesina se parecen a los ofrecimientos de violencia hechos por Los Colom/Espada, por Ríos Montt, por los arevalistas y por los sandinistas.  El lenguaje de la violencia es clarísimo…pero además no se hacen responsables de lo que pueda ocurrir.  ¿Así, o más chulos?

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