Facta, non verba: Quezada y el Puente Belice

Si se cree dueña de su cuerpo, por qué no se tira del Puente Belice, dijo Rodolfo Quezada al referirse a la columnista Lucía Escobar. El Cardenal reaccionó así de feo frente a los comentarios de Escobar en su columna titulada ¿De quién es tu cuerpo?


El comentario del Príncipe de la Iglesia me recordó la vez que Bruce Friedrich, director de campaña de People for the Ethical Treatment of Animals, expresó que sería buenísimo que todos los expendios de comida rápida, los rastros, estos laboratorios y los bancos que los financian estallaran mañana. Y me recordó la vez que luego de 150 mil muertos en Tailandia, a causa de un Tsunami, un funcionario dijo que el tsunami barrió con muchas construcciones no planificadas y posiblemente ilegales. Esto crea una oportunidad para regular el crecimiento.

Y sabe de qué más me acordé, de que Adam Smith escribió, en The Theory of Moral Setiments (Liberty Fund, 1976, P. 244), que una estúpida insensibilidad hacia los eventos de la vida humana necesariamente extingue aquella aguda y fervorosa atención que debemos tener hacia lo apropiado de nuestra propia conducta, atención que constituye la esencia real de la virtud.

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  1. Excelente post. El Cardenal tiene derecho a creer lo que quiera y a manifestarlo. La Iglesia tiene derecho a defender los anacronismos que guste. Y el resto tenemos el derecho a ignorarlos. No estoy de acuerdo con quienes opinan que la Iglesia debería "modernizarse", cuarteando sus enseñanzas para atraer más fieles. Las religiones son clubs privados. Ser medievales es su privilegio, y algunos dirán su razón de ser.El problema es la mescolanza -heredada de la Conquista- que hacemos entre Iglesia y Estado. El problema es que siempre ponemos a la Iglesia, a la Alianza Evangélica y a otros beneficiarios del diezmo a opinar sobre asuntos seglares. En la medida que dejemos atrás estos protocolos tercermundistas, vamos a tolerar mejor las declaraciones impertinentes de Quezada y Cia.