13
Nov 14

Parque Concordia y terremotos de 1917-18

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Para los terremotos de 1917-18, mi bisabuela Gilberta y su familia pasaron varios días y noches en carpas (polveras o tembloreras, les decía la gente) ubicadas entre los grandes árboles que había en el Parque Concordia (ahora conocido como Parque Enrique Gómez Carrillo y mucho antes conocido como Las victorias).  Luego pasaron un tiempo en la Casa de te, en el Zoológico La aurora y luego no recuerdo donde hasta que pudieron volver a su casa.

Su casa, ubicada en la Quinta avenida y Quince calle de la zona 1 no fue muy dañada; excepto porque parte del consulado de los Estados Unidos de América, que era su vecino de mano izquierda, cayó en la parte de atrás del inmueble.  Todo esto me lo contó mi abuelita Juanita.  La embajada de los Estados Unidos se nos metió en el patio de atrás, decía ella.

Gracias al grupo Fotos antiguas de Guatemala encontré las fotos que ilustran esta entrada. Una es del parque como era en aquellos tiempos, y otra de una polvera.  Nótense el hacinamiento de los muebles y el estilo de estos. ¡Y otra de la Quinta avenida y 15 calle viendo hacia el Sur!  Mi abuela, Juanita, contaba de unos italianos que tomaban bon vino, y de un chino que componía bombillas eléctricas.  Si lo que está a mano izquierda (aunque no se ve) es el Parque Concordia, la casa de mi bisabuela estaba sobre la Quinta, a mano derecha, y sería la penúltima casa de esa cuadra.  Al fondo de la cuadra de la izquierda parece que  todavía no estaba construido el inmueble que luego ocuparía el consulado de los EUA. Esta foto es de Kildare & Valdeavellano.

Los terremotos de 1917 y 1918 se les llaman así porque aunque los sismos comenzaron el 17 de noviembre de 1917, lo sucedieron cuatro mas fuertes y devastadores. El primero fue el del 25 de diciembre de 1917 a las 10 de la noche y el segundo ocurrió el 29 de diciembre de de ese año;  el tercero fue el 3 de enero de 1918 y el ultimo sacudió el 29 de enero de ese año.


02
Nov 14

¿Cuál es el mejor fiambre?

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El mejor fiambre es el que sabe como el de la casa de tus padres, de tus abuelos, o de tus bisabuelos; pero también es el que tiene tu toque personal.  Es el que te recuerda tu niñez, tu adolescencia y tu proceso de maduración, y es el que tiene tu carácter.  El mejor fiambre es el que es acerca de tus raíces y acerca de tus ramas…para usar una metáfora como cualquiera otra.

El fiambre es un plato típico de la cocina guatemalteca.  Es muy complejo y  requiere de todo el buen juicio,  la pasión y la sazón que pueda tener quien lo prepara.  Es un plato para compartir con la familia y los amigos.

Muchas personas creen –y estoy de acuerdo-que la fiesta del fiambre es el Día de gracias chapín.  La del fiambre es una festividad que celebra los frutos del trabajo productivo y la dicha de tener con quienes compartirlos.  El año pasado leí, en Twitter,  que La verdadera soledad es no tener quién te regale un buen plato de fiambre.

En casa comenzamos a preparar el fiambre desde miércoles pasado cuando cocimos y cortamos las carnes y los embutidos:  la cesina, la gallina, el cerdo y el pollo; así como las longanizas y las butifarras.  Seguimos el jueves cuando cocimos las verduras: zanahorias, arvejas, güisquiles, coliflores y repollos.  Ese día mezclamos los caldos y sazonamos el caldillo resultante con vinagre y miel de abejas.  También mezclamos las carnes, los embutidos y las verduras y el caldillo.

El primer sábado de octubre preparamos el encurtido de remolachas y en esos días hemos encargado los embutidos, así como adquirido los adornos enlatados y conservas: espárragos verdes y blancos, chiles morrones, atún, salmón, sardinas en aceite y en tomate, pepinillos ácidos y dulces,  aceitunas verdes rellenas y negras, cebollitas, rábanos, perejil colocho y lechugas.  Más tarde, el día 1 de noviembre agregamos camarones, huevos duros rodajados, chiles chamborotes y dientes de perro a los adornos de los platos.  Ese día también añadimos rodajas de gelatina de cerdo, jamón de sangre, salami, lengua salitrada y otros jamones, así como queso duro y queso de capas, y algo de remolachas.

Como ves, la preparación del fiambre lleva varios días de planificación y de ejecución.  Y ya intuirás que, con tantos y tan variados ingredientes se requiere de un balance muy fino para que todo esto salga bien.  Ya no digamos para que salga magnífico y memorable.

Una vez un cuate extranjero me preguntó que  por qué es que usaba enlatados y conservas en vez de ingredientes frescos.  El sostiene que si se usan salmón y atún frescos, por ejemplo, sería mejor.  Y puede ser…¿por qué no?  Lo que pasa es que parte de la experiencia del fiambre está relacionada con recuerdos, nostalgia y tradición.  El fiambre, en mi casa, tiene que tener no sólo la sazón particular que nos gusta en casa, sino una ìntima e inequívoca relación con los sabores y texturas que recuerdo en casa de mis padres y en casa de mi abuela.  Y allá se usaban enlatados y conservas.

El fiambre de este año nos salió como debe ser…buenísimo como siempre.  Y lo gozamos como debe ser y como siempre, con la familia y amigos.

Este año servimos los platos de fiambre sobre un perraje de Quetzaltenango.


12
Oct 14

Pollo con lorocos para el almuerzo

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El pollo con lorocos es un plato típico del oriente en Guatemala; y los lorocos son las flores de la Fernaldia pandurata.  Y puestos así no suenan tan deliciosos y maravillosos como son.  Los lorocos también se comen en arroz, en tamalitos y en empanadas.  En casa también los hacemos en pizza.

El pollo con lorocos -que fue mi almuerzo del sábado- es uno de mis platillos favoritos de la casa de mis padres.  Cuando yo era niño los lorocos eran muy escasos aún en temporada de lorocos que coincide con la de anacates.  Ahora se los encuentra en abundancia, en los mercados y hasta los ofrecen en las esquinas y en las calles.

Es un plato muy sencillo.  En aceite de oliva y a fuego lento fríes un ajo grande y luego lo remueves.  Ahì sellas las pechugas de pollo sazonadas con sal y pimienta.  Las retiras y frìes suavemente algo de cebolla picada, añades las pechugas y los lorocos limpios.  Tapas la olla y lo dejas cocer a fuego lento.  Justo antes de servir agregas la crema y terminas de sazonar con sal y pimienta. Algunas personas le añaden tomate y aunque es muy sabroso hacerlo yo no lo incluyo porque en casa de mis padres no se preparaba así.  Se sirve acompañado con arroz y a mi me gusta con un Sauvignon blanc.


08
Oct 14

Guatemala a principios del siglo XX

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No querrás dejar de ver este video.  ¿Será de la Cinemateca de la USAC? ¡Es estupendo!  Aunque está identificado como Guatemala de 1930 a 1935, las tomas de la catedral de la ciudad de Guatemala, sin sus campanarios, hacen suponer que hay tomas de años anteriores.  Seguramente de poco después de los terremotos de 1917 y 1918.

De cualquier manera, mi escena favorita es la de las alfareras en el minuto 9:25.  Y otras escenas encantadora son la del policía dirigiendo el tráfico (¿el tráfico?); las de la antigua estación del ferrocarril, la hermosa 18 calle de la zona 1 cuando era hermosa, la 6a. avenida cuando tenía dos vías, y el Mapa en relieve inaugurado en tiempos de don Manuel Estrada Cabrera.


28
Sep 14

Caldo de albóndigas y un viaje en el tiempo

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-Pregúntame si puedo viajar en el tiempo.

-¿Puedes viajar en el tiempo?

-Si…Claro que no puedo viajar en el tiempo literalmente; pero si puedo hacerlo por medio de aromas, sabores, texturas, colores y sonidos. Ayer, por ejemplo, viajé en el tiempo gracias al caldo de albóndigas que preparamos en casa.  Esta es la receta de mi abuelita Juanita y mi tía abuela, La mamita.  La última vez que lo comí en su casa fue antes de 1976 -porque esa casa se cayó para el terremoto- y fue para un almuerzo al que llegamos mi madre y yo.  Ayer vino mi madre a casa, fuimos al mercado, compramos los ingredientes y aprovechando que el día iba a ser lluvioso, frío y gris, dispusimos hacer el caldo de albóndigas.  Y tomar un par de Tom Collins en lo que cocinábamos.

La cosa era lograr la sazón exacta que tenía el caldo que hacían La abuelita Juanita y La mamita.  ¡Y tuvimos éxito!  El caldo salió perfecto.  Tan bueno que me transportó por lo menos 38 años atrás.  Así que viajé en el tiempo.

Siempre he sido sopista.  Más sopista que caldista en el sentido de que me gustan más las sopas y cremas espesas que los caldos; pero me encantan el caldo del cocido, el de gallina, el de pollo y el de albóndigas.  En casa de mis padres sólo se tomaban sopas en la cena; pero en casa de mis abuelas también se tomaban sopas, o caldos, en el almuerzo. En fin, me alegro mucho de haber hecho caldo de albóndigas y de haber recordado con mucho cariño a aquel par de viejitas.

Por cierto…y cambiando de tema, pero no mucho.  ¿Qué tal algo de humor retorcido?  Si conoces un niño que recién haya aprendido a hablar, digamos que no mayor de cuatro años.  Pídele que diga albóndiga…y 9 de cada 10 niños dirán Albón.  Es que los niños cuando uno les pide que digan albóndiga interpretan que uno quiere que digan Albón.  Es decir: Albón, diga.  Pruébalo y me cuentas.


23
Sep 14

Adiós a Gilberto Chacón

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Para el décimo cuarto, o décimo quinto aniversario de la Universidad Francisco Marroquín, Gilberto Chacón Torrebiarte compitió en el rally con sus amigos y compañeros de clase.  ¡Iban de patricios romanos, disfrazados con togas y coronas de laurel!  Y ahora, que Gilito ha fallecido, me parece de lo más apropiado.  Gilberto era un hombre virtuoso en el sentido aristotélico.  Era un patricio en el mejor sentido romano.  Tenía derecho a usar toga y laureles.

Fungió con gravitas, integritas et dignitas como presidente del Organismo Judicial y de la Corte Suprema de Justicia.  Era profesor de Derecho Constitucional en su alma mater y sus estudiantes lo respetaban (lo respetan) y lo admiraban (lo admiran) mucho.  Le tenían (le tienen) cariño. Entre sus colegas, ¿quién no lo vería como ejemplar?  Era un amigo noble.  Fue un amigo noble, bueno y divertido.

Adiós a un hombre sereno y probo, intelectual de verdad estudioso del derecho y jurista respetuoso de la ley, leal y generoso, de esos que tanta falta hacen ahora.

La foto la tomé de Facebook.


10
Sep 14

Adiós a Gustavo Cerati

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Más vale tarde, que nunca.  Así dice el dicho y de eso me aprovecho para decirle adiós al grande Gustavo Cerati, la voz de Soda Stereo y de clásicas canciones ochenteras como Cuando pase el temblor y De música ligera.  Ambas son icónicas de mi época mas, más parrandera.  Ambas y la voz de Cerati me transportan a larguísimas noches de brincar y brincar, a luces y niebla, a vodka tonic y a ron con Coca-Cola, a viejos cuates que se esfumaron hasta del recuerdo y a lo divertido que era regresar a casa cuando ya había pasado el del periódico.

Además, aquí en este espacio, a veces cuando hay temblores y escribo algo de ellos, acompaño la entrada con Cuando pase el temblor.  ¿Sabes? El hermanito de mi amiga Carolina decía que quería fundar una banda que se llamara Horchata Cuadrafónica ya que había una Soda Stereo. ¿Lo habrá hecho?

A una voz como la de Cerati sólo puede extrañársela cuando ya no está.


08
Sep 14

El sábado fue de paella

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Algunos de mis primeros recuerdos en la cocina están relacionados con la paella.  Mi padre, Luis,  me ponía a limpiar los calamares y las almejas.  Era muy alegre ir al mercado y comprar los ingredientes para luego limpiarlos y cortarlos todos apropiadamente. Una de mis partes favoritas del proceso era la ida al Mercado de la placita y a una pescadería que había enfrente.  Para mí, ir al mercado siempre ha sido una especie de aventura lite. Mi padre era el dios viviente de la paella, los anticuchos y el pollo rostizado, entre otras cosas.  Me gusta muchísimo hacer paella porque es un plato muy alegre y variado.  Las distintas carnes, mariscos y vegetales le dan sabores, colores, texturas y aromas muy variados, deliciosos y hermosos. Es una lástima que no la haga más seguido porque, en realidad, es menos complicado de lo que parece.

En casa de mis padres la paella se hacía en días de fiesta; y la última que preparó mi padre fue para mis amigos de la universidad en los años 80.  A mí me gusta hacerla sobre carbón, o leña; pero en mi casa no se puede juntar fuego.  Cuando la hago en la estufa lo más difícil es que el arroz se cueza parejo ya que el calor se concentra en el centro de la paellera

El sábado nos comimos la paella acompañada por una ensalada de aguacates y por deliciosa cerveza.


07
Sep 14

El delicioso pay de pacanas

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El San Isidro Pecan Pie es el único pay que se hacía en casa de mis padres, que no era receta de mi tatarabuela, Minnie; de mi bisabuela, Adela; o de mi abuela, Frances.  Este pay es receta de una amiga de mis padres y recuerdo muy bien la primera vez que lo probé.  Fue en los 70 en  el jardín de la casa de Aggie y Eddie; a mí y a mis padres nos gustó muchísimo.

Se parece un poco al Barbara Fritchie; pero es algo diferente, no sólo por las pacanas, sino porque este lleva miel de maíz…y me encanta como se ve.

Al sacarlo del horno tiene una particularidad que no tienen los otros pays que se hacían en casa; y puedes oírla en el vídeo de abajo.

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31
Ago 14

Delicioso “el otro” pay de pollo

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Ese es el otro pay de pollo que hacían mi bisabuela, Adela; mi abuela, Frances; y hace mi madre, Nora.  Es muy distinto al que hice el 4 de agosto pasado y es más tradicional. Este lleva crema de hongos, trocitos de zanahoria y de chile pimiento.

Mientras lo hacía recordé la mesa esmaltada en la que Frances hacía la pasta del pay.  Me di cuenta de que uso el estribo de Nora y el bolillo de mi abuelita, Juanita.  Ahora que he estado haciendo pays recordé que es cierto que muchos de los momentos más felices de mi infancia los pasé en la cocina estorbando y aprendiendo.  De mi padre, Luis, aprendí a limpiar calamares y que hay que descartar las almejas que no se abren, por ejemplo.  ¿Por qué es que esas cosas me hacían feliz? Creo que no sólo es porque me daban nuevos conocimientos y habilidades; sino porque creaban y estrechaban vínculos no sólo con las personas que amo (y amaba), sino entre generaciones y a lo largo y ancho de la historia de mi familia. Muchos de los pays que hacía Adela, son recetas de su madre, Minnie.  Mis abuelos no cocinaban…bueno….tampoco.   Una vez oí que mi abuelo, Jorge, era muy hábil para darles vuelta a los panqueques mediante el procedimiento de lanzarlos al aire con la sarten; y oí que mi abuelo, Luis, hacía sus propios huevos tibios para el desayuno.

Tal vez soy algo exagerado en estas cosas; pero cuando hago estas recetas me conecto con el mundo del que vienen.