06
Ene 09

En Gaza se lucha por la civilización

En marzo de 2001, la milicia ultraortodoxa islámica de los talibanes -que gobernaba Afganistán- cumplió su amenaza y dinamitó la cabeza de la mayor estatua de Buda del mundo. La escultura, de 55 metros de altura, estaba tallada en la roca de una montaña.

El coloso fue hecho cuando Afganistán era uno de los centros de la civilización budista, antes de que los ejércitos árabes introdujeran el islam en la región, en el siglo VII y terminó hecho polvo para la gloria de Alá.

Recuerdo esto, ahora que la organización terrorista Hamas está siendo perseguida y eliminada por Israel. Hamás ha sido declarada organización terrorista por la Unión Europea, los Estados Unidos de América, Israel, Japón, Canadá, y Australia, en parte porque las Brigadas de Izz ad-Din al-Qassam, que forman parte de Hamás, realizan ataques contra objetivos civiles mediante atentados. En el 2002, la organización humanitaria Human Rights Watch acusó a Hamás de cometer crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.

¡Tiene que haber algo intrínsecamente maligno ente organizaciones como la de los talibanes y Hamás! Organizaciones terroristas, racistas, genocidas y culturicidas, que someten a poblaciones y a naciones enteras, en plenos siglos XX y XXI, no tienen la misma estatura moral que otras formas de gobierno. Por ejemplo, el artículo 7 de la carta fundamental de Hamas, dice que “No vendrá el Día del Juicio hasta que los musulmanes combatan a los judíos, hasta que los judíos se escondan tras las montañas y los árboles, los cuales gritarán: ‘¡Oh, musulmán! Un judío se esconde detrás mío, ¡ven y mátalo!”

Puede ser que la intervención en Gaza, por parte de Israel, resulte ser una victoria militar, pero una derrota en el campo político. Una victoria pírrica, que le dicen. Y si así ocurriere, eso será injusto porque Israel lucha por su supervivencia contra enemigos que no lo son sólo del estado judío, sino de la civilización.

Las actividades de los talibanes, de Hamás y de otros grupos similares se basan en un profundo odio hacia el individualismo, la razón, la libertad, el capitalismo, la tecnología, el estado de derecho y otros aspectos propios de la civilización. Y si bien es cierto que ningún individuo -y ciertamente ninguna sociedad- sobrevive a la guerra incólume, también es cierto que no se puede permanecer neutral frente a el tipo de cosas que hacen los talibanes, los de Hamás y otros.

Y aún en ese contexto no está de más recordar algo que escribió James Madison: “De todos los enemigos de la libertad, la guerra es, talvez, el que más debe ser temido porque compromete y desarrolla el gérmen de todos los demás”.


06
Oct 08

Los muertos eran menos

Cuando se exagera el número de muertos, aún en una masacre espantosa, o en dos, ¿debería ser corregido el error?

Según una nota de la Associated Press, citada por Milenio.com, el bombardeo aliado de la ciudad alemana de Dresde, en 1945, mató a unas 25 mil personas; muchas menos que las 135 mil calculadas hasta el momento, según informa una comisión especial integrada por 12 especialistas.

Cuatro años de investigaciones confirmaron 18 mil muertes y demostraron que la policía y las autoridades municipales de aquel entonces creyeron que hubo unas 25 mil víctimas. Desde fines de la II Guerra Mundial, los eruditos han variado sus cálculos de víctimas muertas por los bombardeos británicos y estadounidenses del 13 y el 14 de febrero de 1945. Algunos cálculos las situaron en 135 mil, o más. En su libro de 2005, sobre los bombardeos, el historiador británico Frederick Taylor sostuvo que la cifra real osciló entre 25 mil y 40 mil.

El elevado número de víctimas civiles y la destrucción de la ciudad ha sido un motivo de polémicas durante décadas — especialmente sobre si los aliados estuvieron justificados al atacar una ciudad repleta de refugiados. Los aliados esperaban que los bombardeos acelerarían la capitulación de los nazis. El crimen de Dresde es un artículo interesante por Fernando Díaz, de la Fundación Juan de Mariana.

Recientemente, los neonazis el Alemania hablaron de unos 500 mil a un millón de víctimas, y consideraron la medida un Holocausto de bombardeo, además de compararlo con el asesinato de 6 millones de judíos decretado por Adolfo Hitler. Acusaron a Gran Bretaña y Estados Unidos de cometer asesinatos en masa.

Las cifras de muertos suelen ser exageradas si los conteos se hacen con propósitos que van más allá del interés histórico. Otro caso similar es el de los muertos por el enfrentamiento armado en Guatemala.

La cifra estimada por el establishment ya va por 200,000 muertos; mientras que un conteo sereno -como el de Guatemala, la historia silenciada, por Carlos Sabino- no reporta más que unas 37,000 víctimas mortales.

¡Por supuesto que el asunto no es de números, porque igual de horrible es 37 que 200 mil muertos por una guerra para establecer la dictadura!; sin embargo hay dos cosas interesantes en estas comparaciones:

1. El recurso de elevar el número de víctimas para empeorar el aspecto de las cosas; y
2. Que en ambos casos, el porcentaje de exageración es de 18.5%


06
Mar 08

No, a la guerra

¿Quién, con dos dedos de frente, puede querer una guerra? La guerra “es destructora y aniquiladora…es un mal que perjudica a todos, al vencedor y al derrotado”, observó sabiamente Ludwig von Mises en Nation, State and Economy. Y en The Economics of War, advierte que la guerra “es terriblemente cruel; no perdona a los infantes ni a la mujer gestante; no discrimina en cuanto a matar y destruir. No respeta los derechos de los neutrales. Millones de personas son muertas, sometidas a esclavitud, expulsadas de los países donde nacieron y vivieron sus antepasados durante siglos. Nadie puede predecir que pasará en el próximo capítulo de esa lucha interminable”.

Yo sugiero que el conflicto que se gesta en Suramérica debe ser separado de los contextos nacionales. Como veo las cosas, aquel no es un enfrentamiento entre Colombia y Ecuador, con la participación entusiasta de Venezuela. Ni es uno entre colombianos, ecuatorianos y venezolanos. Una dimensión más amplia y profunda lleva a pensar que este es un encontronazo más entre las pretensiones de dictadura y el estado de derecho; entre el terrorismo y el derecho. Entre Correa-Chávez-Marulanda, y la gente decente.

Va a ser un error tremendo si el conflicto es analizado y entendido a niveles nacionales, sin tomar en cuenta los detalles y matices que sí importan. Si es malo que un ejercito penetre en territorio ajeno sin permiso, es inmensamente inmoral que un estado le de protección y resguardo a bandas de narcoterroristas, como son las FARC.

Por supuesto que no estoy a favor del pacifismo abúlico que permite la abundancia de tiranos y dictadores; pero la guerra debe ser evitada hasta el último momento, sobre todo cuando no es para defender la libertad y sólo podría servir para favorecer la megalomanía de gente como Hugo Chávez, o Rafael Correa.


22
Jun 07

"La guerra es un programa del gobierno"

En una entrada anterior, un lector de este espacio pretende hacer pasar a la guerra en Iraq como un “producto” del capitalismo, del mismo modo en el que los 100 millones de muertos por el comunismo son consecuencias de aquella ideología.

Sheldon Richman, un liberal reconocido, explica que La guerra es un programa del gobierno (en inglés), aquí van un par de párrafos, pero el artículo completo, enlazado en este párrafo, de verdad pone las cosas en perspectiva.

“June 1 is the 227th anniversary of the birth of Carl von Clausewitz, the influential Prussian military theorist and historian. Clausewitz is best known for writing in his book, On War, War is not merely a political act, but also a real political instrument, a continuation of political commerce, a carrying out of the same by other means.

These words come to mind whenever I hear conservative enthusiasts for the Iraq occupation complain about political interference with military operations. They don’t understand the most basic fact of war: it is a government program. So why aren’t people who claim to be suspicious of other government programs suspicious of war? I can see only two reasons, neither of them flattering: power lust or nationalistic zeal”.


18
Nov 06

¡De esmoquin y a La Scala!

1. Cuando yo tenía unos 13 años, para una Navidad, mis hermanos y yo entramos a la sala; y alrededor del Nacimiento y del árbol navideño vimos nuestros regalos y empezamos a abrirlos. Mis padres observaban desde un rincón y nosotros no notábamos nada raro. En eso mi papá me preguntó: “¿No viste atrás?” Y como no lo había hecho contesté que no y volví la cabeza; sólo para encontrarme con la increíble sorpresa de que allí había una motobicicleta con una gran moña roja.

Ahora imagínese el reguero de adrenalina y cómo me daba de vueltas la cabeza.

Por esos años leí que en Milán había un indigente cuyo sueño era asistir a una presentación en La Scala. Un revista lo bañó, le puso esmoquin y lo mandó a la opera en limosina. Pues así mismo, como se debe haber sentido aquel indigente y como me sentí cuando vi la bicimoto, fue que me sentí cuando recibí la invitación para asistir al Mont Pelerin Society General Meeting 2006.

Sin bulla y en privado, el mismo se celebró aquí en Guatemala, y coincidió con el año en que se celebran los 35 años de la Universidad Francisco Marroquín, que actuó como anfitriona.

Usted dirá que qué le pasa a este que se emociona así con un encuentro de economistas, filósofos, historiadores, periodistas y otros. ¡Pero no es cualquier encuentro! Es uno que sigue los pasos de Aristóteles, Smith, Locke, Hume, Ortega y Gasset, Alberdi, Rand, Mises, Hayek y Friedman, entre otros íconos de la civilización occidental.

Es caminar ese sendero en compañía de David Kelley, Leonard Liggio, Thomas Hazlett, David Friedman, Carlos Sabino, Alberto Benegas Lynch (h), James Tooley, Michael Novak, Carroll de Rodríguez, Dwight Lee, Bruce Benson, Andrew Morris, Roberto Blum, Mary O´Grady, Richard Epstein, Charles Baird, Tom Palmer, David Schmidtz, Manuel F. Ayau, Giancarlo Ibárgüen, Ed Crane, Roberto Salinas, Karen Horn y José María Aznar entre muchos otros.

La MPS fue establecida después de la Segunda Guerra Mundial como iniciativa de F.A. Hayek. Parte de la idea de que los valores fundamentales de la civilización están en peligro; pero el grupo no busca crear una ortodoxia, ni formar un partido, o hacer propaganda. Su objetivo es facilitar el intercambio de ideas entre personas que comparten los mismos principios, propios de una sociedad de personas libres, así como estudiar los resultados, las virtudes y los defectos de los sistemas de mercado.

La Sociedad tiene unos 500 miembros en más de 40 países. Entre aquellos, se encuentran varios intelectuales que han recibido el Premio Nobel, como James M. Buchanan y Vernon L. Smith que, por cierto, también son doctores honoríficos de la UFM. Para Guatemala es un honor que Manuel F. Ayau, rector emeritus de esa casa de estudios, presidiera la MPS de 1978 a 1980.

¿Qué confirmé durante mi experiencia en la MPS? Pues que sin Estado de Derecho son imposibles el desarrollo y el bienestar. Que lo que es correcto es más importante que lo que funciona. Que no debemos esperar a que nuestra vida, o nuestra honra estén en peligro, para defender la libertad. Que las personas que son grandes intelectualmente, son las más generosas y magnánimas. ¡Todo eso y mucho más! Ahora ya me quité el esmoquin, y estoy de vuelta en la vida normal.

2. Y hablando de vida normal, ¿qué le pareció a usted eso de los diputados viajeros? ¿Usted cree que fueron engañados, o que iban con conocimiento de causa? Si fueron engañados, ¿de dónde pudo haber venido el engaño? ¿Cuántos diputados viajan de esa forma, durante una legislatura? Si esto ocurre cuándo “los buenos” están a cargo, ¿habrá forma de que no ocurra, y punto?

3. Mojito patriótico en tierra cubana. El inspector de la escuela le pregunta a Pepito: “¿Quién es tu madre?”; y Pepito responde: “La patria, inspector”. Y el inspector vuelve a preguntar: ¿Quién es tu padre?”; a lo que Pepito responde: “Fidel, inspector”. La tercera pregunta del inspector es: Y tu, ¿qué quieres ser, Pepito?” A lo que Pepito responde: “Yo quiero ser huérfano, inspector”.

Publicada en Prensa Libre el 19 de noviembre de 2006.