¡Hubo “mincemeat pie”!

 

El año pasado, para el desayuno de Navidad, en casa hubo mincemeat pie que era el pay favorito de mi padre.  Este es un postre tradicional de las celebraciones del solsticio de invierno es poco conocido en estas latitudes.   Es una mezcla intensa de uvas pasas, pasas de Corinto, manzanas, piel de naranja y citron, sazonados con canela, clavo, nuez moscada y brandy; así como algo de manteca.  Las recetas antiguas llevaban carne, pero ahora no se acostumbra.

El “mincemeat pie” alegra nuestro desayuno de Navidad.

En casa no lo preparamos desde cero, sino que compramos la mezcla ya preparada y le añadimos manzanas en cubitos. ¿Por qué? porque cuando arriba dije intensa no estaba exagerando, y…para nuestro gusto rebajamos aquella intensidad con manzanas. La verdad es que así sale riquísimo. Este año, en vez de brandy usamos Ron Zacapa con resultados deliciosos.

Nuestra amiga Rachel nos hace el favor de traer los frascos de relleno y gracias a ella degustamos esta tradición.

Para aquellas fiestas, en casa a veces perparamos pastel de frutas, o galletas y disfruto mucho de esas tradiciones porque siempre me traen recuerdos gratos. En diciembre pasado leí algo en Facebook que me dejó pensando y decía algo así: Lo maravilloso que recordamos de la Navidad se debe al esfuerzo que hacían nuestros padres para que la fiesta fuera maravillosa. Y me parece que tiene razón, y parte de aquellas maravillas ocurrían en la cocina de la casa de mis padres. 

Los sabores, aromas, texturas y colores de lo que cocinamos en casa están profundamente enraizados en lo que preparaban mis padres, mis abuelas y mi bisabuela. ¿Por qué? Porque las tradiciones tienden puentes entre las generaciones y, por ejemplo, mis sobrinos ya se han unido a esa cadena de historias sobre la mesa. Eso no quiere decir que no haya innovaciones; pero la clave está en encontrar un balance para la alegría de todos.

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