11
Ene 13

El interés propio y la política

James M. Buchanan, Nobel de Economía, visitó Guatemala en 2001; y lo conocí en un diplomado de Economía en el que él fue conferencista. Lo siguiente se basa en algo que escribí entonces.

Si les confías a los políticos los fondos para tu retiro, o la educación de tus hijos, te interesa conocer la obra de B.

La primera vez que leí de B yo era estudiante de ciencias políticas y buscaba una teoría política con pies y cabeza. Ya había pasado por las hipótesis románticas que suponen que los políticos hacen a un lado sus intereses propios cuando manejan la cosa pública. Yo ya había pasado por los marxistas y por los estructural–funcionalistas sin hallar respuestas.

Si las personas individuales son importantes, entonces el proceso político no puede ser muy diferente del proceso económico. Si la acción humana es importante, el propósito también. No es extraño, pues, que el homo politicus sea homo agens y que el hombre político actúe con el interés propio como su estrella polar.

¿Por qué es eso importante? Porque existe el mito generalizado de que los políticos actúan desinteresadamente, siempre en busca del bien común, o del beneficio colectivo. Por eso es que mucha gente está tan dispuesta a abandonar sus asuntos en manos de políticos; y por eso es que el seguro social, la salud, y el transporte, entre otras cosas están a merced de decisiones de poder.

Si algunos desconfían de los empresarios, porque actúan descaradamente de acuerdo con sus intereses, ¿por qué no desconfían de los políticos, que hacen lo mismo; pero encubiertos?

Al desarrollar una teoría del comportamiento individual en el proceso político, B hizo por la política, lo que Ludwig von Mises hizo por la economía con su Acción Humana. Y a ti y a mí, que no somos expertos en aquellos asuntos, pero que sí nos interesa en qué se van nuestros impuestos, nos ayuda a explicar hechos cotidianos como la búsqueda de rentas parasitarias, que es tan característica de las decisiones políticas.

James M. Buchanan, doctor honoris causa de la Universidad Francisco Marroquín, falleció el miércoles pasado; no sin antes arrojar luz sobre el tema del interés propio, no solo como instrumento científico; sino como herramienta para el elector y el tributario. Es decir, para ti y para mí.

Publicada en El periódico.


11
Ene 13

Kuto y Orujo, encuentro de dos mundos

El Kuto es la marca de un aguardiente muy popular en Guatemala; y se pide así: Deme otro cuto, por favor.   No es como la Quetzalteca, o el Venado que aunque no tienen el pedigree del  Zacapa Centenario, guardan algo de respetabilidad entre los bebedores.  El Kuto es muy humilde. Por otro lado, el orujo de endrinos (pacharán)  es propio de Navarra y Cantabria, es un licor de endrinas y suele hacerse en casa.  El de la copa, por cierto, fue hecho por el papá de mi cuate, Carlos.  Es dulce y fuerte, con el carácter propio de las bayas.  De un color y un aroma encantadores.  Es buen digestivo, cae rico para recuperar energías.


11
Ene 13

Ricos tamalitos de “canak”

¡Desde 2008 que no comía tamalitos de canak!, esas delicias poco conocidas de la cocina guatemalteca.  Son tamalitos blancos envueltos en hojas de canak o arbol de manitas.

Cuando ví por primera vez el Lienzo de Quauhquechollan, me cayó en gracia el dibujo de un árbol que tenía flores como manos.  El árbol citado se llama árbol de manitas porque sus frutos rojos parecen manos. El canak es un árbol típico de la región de Tecpán; y ciertamente que sus hojas le dan un sabor distintivo a los tamalitos blancos. Este tipo de tamales, de maíz, sirven de acompañantes para las comidas y sustituyen a las tortillas.

No son cosa de todos los días y sólo se sirven en ocasiones como bodas, funerales, o visitas especiales.


11
Ene 13

Colas, abusos y humillación

¿Sábes qué me parece un abuso y una humillación? que los padres de familia tengan que hacer colas de 48 horas y hasta dormir en la calle para conseguir que sus hijos sean inscritos en las escuelas estatales.  Seguramente la burocrácia podría hacer aquellos trámites menos groseros.  Pero, por otro lado, seguramente debería haber algún tipo de filtro que impida que personas que no tienen capacidad, o aptitud para seguir estudios lleguen al punto de disputarles espacios a personas que podrían aprovechar mejor la oportunidad de asistir a la escuela.

Mucha gente cree que la educación es un derecho y que no se le puede negar a nadie; pero en realidad hay que revisar esas ideas.  La pretensión de acceso a las escuelas, por parte de personas que no tienen la capacidad, ni la aptitud, ni el deseo de estudiar, no debería ser motivo para que la sobrepoblación obligue a los padres de familia a pasar penas como la de dormir en la calle y perder 48 valiosas horas de sus vidas.