16
Ene 12

¿Y cómo hago para darle el beneficio de la duda?

Veo, en Facebook, varios llamados para darle el beneficio de la duda a la nueva administración; y bueno, digo yo: ¿cómo le hago? Digo, porque ojalá tuviera una señal. A mí no me basta el cambio de personajes; quiero evidencias para ponerme racionalmente optimista.

Y aquí hay dos que no me dejan:

La primera es la amenaza de entrar de lleno a la guerra perdida contra las drogas. Los Estados Unidos de América el país más poderoso y rico del mundo, lleva en esa guerra desde los años 70 y a juzgar por los resultados no hay modo que la vaya ganando. México, que se metió de lleno en ella hace poquito, ya lleva casi 50,000 muertos contabilizados y yo dudo que vaya a ganar la guerra. En Guatemala, una guerra que sustituya al enfrentamiento de 36 años no puede significar sino más y más violencia y criminalidad. A mí, todo esto, mo me da ganas de ponerme muy optimista, ni de dar beneficios de duda.

La segunda es que la nueva administración quiere subir impuestos. Tomando en cuenta que el sector público no es ajeno a la economía del país; sino que forma parte de ella, si sube impuestos lo que significará es que trasladará más recursos del sector privado (que es el sector pacífico y voluntario de la economía) al sector público (que es el sector coertitivo y forzado de la economía). Elevar impuestos, sin controlar antes la corrupción, el desperdicio y la mala administración, no es buena señal. Elevar impuestos, sin ganarse antes la confianza de los tributarios, no es buena señal. A mí, así, no me dan ganas de ponerme muy optimista, ni de dar beneficios de duda.

Y sin embargo…¡como quisiera, de verdad, que las cosas cambiaran! ¡El optimista, en mí, se levantó el domingo en la mañana y aspiró el aire helado! Y luego deseó, con todo el corazón, que esta administración tenga éxito. Para que los niños dejen de morirse de enfermedades respiratorias y digestivas que son evitables. Para que los adultos consigan más y mejores empleos para que no tengan que convertirse en clientela para políticos inescrupulosos. Para que no tengamos que andar con miedo en las calles. Para que vivamos en paz, y en prosperidad.


16
Ene 12

Fin de semana entre pinabetes y niebla


Mágico, alegre y relajante fue mi fin de semana entre pinabetes y niebla, en El encanto, de Tecpán, disfrutando de la naturaleza, de los buenos amigos y de comida deliciosa. El bosque de Abies guatemalensis, con su aroma característico fue un regalo para todos los sentidos. Allá se disfruta del sonido del viento y del aroma del frío. De tortillas recién salidas del comal y de la llovizna en la piel. Allá, los colores se intensifican.

Además, las conversaciones y las bromas entre amigos, alrededor de la mesa, alrededor del fuego, entre el bosque y en la cocina llenan el alma de cosas buenas.

A diferencia de otras ocasiones, en las que hay frío, pero brílla el sol, en esta ocasión la niebla casi no nos abandonó, dándole un toque diferente a la experiencia. Había tanto, tanto frío que yo -que sostengo que dormir con calcetines me produce pesadillas- me desperté en la madrugada a ponerme unos gruesos y seguir durmiendo.

Había tanto frío que, cuando jugamos cultura chupística, ni el fuego, ni el tequila, ni las carcajadas me quitaban lo helado.

El ambiente, así, también induce a la serenidad y a la meditación; así que mis paseos por el bosque -antes del atardecer y poco después del amancer- fueron muy productivos.

¡Aaaaaah que dicha!